Algo tan sencillo como conseguir una simple licencia puede convertirse en una verdadera odisea en el Ayuntamiento de A Coruña. Los retrasos en la tramitación se prolongan en numerosas ocasiones durante meses, y algunos casos superan la barrera de los dos años de espera sin que nadie asuma responsabilidades por ello. Para visibilizar esta situación, Ascega ha premiado con un jamón a la persona que más tiempo lleva esperando por su esta gestión. Y es que son muchas las quejas de profesionales, comunidades de vecinos o emprendedores por esta situación que se vive en el ámbito municipal herculino.
La persona “ganadora” no ha querido desvelar su identidad “por miedo a posibles represalias”, pero sí ha accedido a contar a este medio su testimonio, bajo el nombre ficticio de Antonio. “Es increíble esta situación. Estoy viviendo un calvario. Hace más de dos años iniciamos el proceso para hacer una rehabilitación. Nos mandan hacer una obra porque se quejan los vecinos y accedemos, pero luego todo son trabas. Y manipulan mucho. Por ejemplo, te obligan a hacer todo por escrito, pero luego ellos, cuando les interesa, te llaman por teléfono para no dejar rastro. Los vecinos ya entienden mi problema”, explica Antonio.
“Todo es papeleo, burocracia… y pierdes mucho dinero. A efectos impositivos, cada vez que inicias un proyecto porque te mandan cambiar algo, tienes que volver a empezar de cero y pagar otra vez los impuestos. Yo he pagado por lo mismo varias veces para nada, y luego reclamas que te devuelvan lo que has gastado y ni siquiera te contestan”, asegura el afectado, que no descarta acudir a la Justicia para resolver esta situación.
“Esto me genera un perjuicio personal y familiar. Mi familia debe pensar que les estoy estafando, porque no paro de pedirles dinero. Y les da igual, ellos (los funcionarios) se aferran a su silla y se remiten al Ayuntamiento. Te dicen que vayas contra el Ayuntamiento si no estás de acuerdo”, asegura. “Era algo tan sencillo que no entiendo la que se ha montado. Si no puedo hacer el proyecto y tengo que hacer otro, devuélveme lo que te he pagado. Es un desgaste terrible. Además, nadie da la cara. Te dicen que es un expediente digital y listo. No puedes hablar personalmente con nadie. La pandemia les ayudó mucho en este sentido”, añade Antonio.
“Los vecinos se quejan porque no arreglas lo que tienes que arreglar, pero es que no puedo hacer más. Y yo creo que ya se han dado cuenta de la situación y hasta están de mi parte”, añade. De momento, a falta de su licencia y de una compensación por todos los perjuicios sufridos, Antonio solo puede conformarse con el jamón que ya le ha entregado Ascega. Y es que las penas con pan son menos penas.