A José Manuel Lage Tuñas, vicealcalde in pectore y oficialmente primer teniente de alcaldesa del ayuntamiento de A Coruña y “supermegaconcejal” de Economía, Oficina Presupuestaria y Hacienda, Recursos Humanos, Patrimonio, Contratación, Concesiones municipales, Fachada marítima, Desarrollo industrial y actividad comercial portuaria, Intervención municipal, Tesorería, Planificación y calidad de los servicios y Gestión Tributaria – vaya tarjeta de visita tipo “rollo de papel higiénico” que tendrá el personaje– se le ha ido la mano en lo de manejar el ayuntamiento a su antojo.

Además de todas estas responsabilidades, también asume las funciones que no ha delegado en los concejales que dependen de su área (Nereida Canosa, Fran Dinís Díaz Gallego, Noemí Diaz y Montse Paz), que son: Movilidad, Infraestructuras, Urbanismo – Rehabilitación – Vivienda, Medio Ambiente y Seguridad Ciudadana. Creo que, ante este despliegue de competencias, lo mejor es clonar a Lage Tuñas y con dos o tres fenómenos como éste, el resto de coruñeses ya no trabajamos el resto de nuestras vidas.

Me explico en lo de que se le ha ido la mano. Ya sabemos que este buen hombre, al que invitaron a hacer las maletas sus compañeros socialistas del ayuntamiento de Noia y que trabajó a sueldo de Baltar para mejorar la transparencia de la Diputación de Ourense – tiene guasa el encargo – es el que realmente manda en el ayuntamiento coruñés, con mano de hierro propia del salvaje oeste americano. En el anterior mandato municipal laminó de forma despiadada a los concejales que osaron tener voz propia y pensamiento crítico, como fue el caso de Juan Díaz Villoslada, Eva Martínez Acón o Esther Fontán, esta última, mentora de Inés Rey, que después la traicionó y entregó su cabeza al Sultán de Outes, Lage Tuñas.

También tenemos claro que la estructura del gobierno municipal es muy sencilla. Inés Rey es la “portavoz” que nos “vende la moto” cada día para convencernos de que A Coruña es una maravilla gracias al buen hacer del bipartito progresista de PSOE-BNG, pero el que realmente maneja el cotarro es Lage Tuñas que, para disimular, ha puesto a otros dos superconcejales a gestionar un pequeño trozo del pastel municipal:

  • Su colega Gonzalo Castro, tercer teniente de alcaldesa, que vio la luz del progresismo socialista y abandonó las filas del BNG en el ayuntamiento de Ordes para echarse en brazos del “amado líder” Lage Tuñas, y que ahora es concejal de Cultura, Fiestas, Bibliotecas, Museos científicos, Memoria democrática, Archivo histórico municipal, Archivos administrativos y Promoción de la lengua. No se nos ocurre un perfil mejor para gestionar fiestas y conciertos que el bueno de Gonzalo. Su gestión en el IMCE dará grandes tardes de gloria y el consumo de lexatín entre los funcionarios de su área no hace más que aumentar por su nula capacidad para tramitar un solo expediente de forma reglamentaria.

Castro también asume las funciones que no ha delegado en los concejales asignados a su área (Manuel Vázquez y Diana Cabanas), que son: Deportes, Turismo, Comercio, Mercados y Hostelería. Como Gonzalo Castro no se caracteriza por ser un “estajanovista”, solo se ocupa de fiestas y conciertos, por lo que el resto de las áreas están como el desierto del Sahara.

  • Yoya Neira, segunda teniente de alcaldesa, que ocupa la cuota femenina en la cúpula y a la que, a las primeras de cambio, Lage Tuñas ha exiliado del Palacio de María Pita a un despacho de Cuatro Caminos para alejarla de la lideresa Inés Rey-na. Es superconcejala de Servicios sociales, Igualdad, Participación ciudadana, Juventud, Diversidad, Planificación familiar y Lucha contra la violencia de género.

Yoya Neira también asume las funciones que no ha delegado en el único concejal asignado a su área (Juan Borrego), que son: Educación y Empleo. Tenemos claro que Yoya se va a dedicar, casi en exclusiva, a servicios sociales y el resto de las áreas irán apagándose como una vela, porque, tal y como está el panorama social, con un incremento preocupante de personas en situación vulnerable a pesar del “gobierno progresista”, bastante tendrá con gestionar los programas sociales.

Primera conclusión: Tenemos una alcaldesa que va de radio en radio y de inauguración en inauguración, un superconcejal Lage Tuñas que gestiona el solomillo del ayuntamiento, otro que organiza todas las fiestas que haga falta para anestesiar a la plebe y otra que bastante tiene con no naufragar ante el preocupante panorama social que satura los servicios sociales.

Y ustedes me preguntarán, ¿Y los siete concejales que están en “segunda línea de playa”? De salud bien, pero no pueden resolver nada porque los superconcejales no han delegado las funciones que les permitirían gestionar sus competencias. Es decir, cobran por estar en su despacho. Y cobran bien, concretamente, los coruñeses les pagamos a estos “concejales florero” la desmesurada cantidad de 2,4 millones de euros, entre sueldo y seguridad social, durante todo el mandato municipal. Es decir, cada concejal que no tiene delegadas las competencias y, en consecuencia, no realiza el trabajo para el que fue elegido en las elecciones municipales, le cuesta al bolsillo de los sufridos vecinos casi 343.000 euros durante estos cuatro años, en los que van a estar de inauguración en inauguración y de canapé en canapé, pero sin ocuparse de resolver los problemas y necesidades de los coruñeses.

Para que no se pierdan entre tanto lío, aquí les muestro cómo se organiza esta tropa:

La gestión real del ayuntamiento la realizan los tres superconcejales, los altos cargos (4 coordinadores generales y 12 jefes de área) elegidos a dedo por la alcaldesa y su vicealcalde Lage Tuñas, que no han sido votados por los coruñeses y, ¡tachán! los jefes de servicio que va a nombrar el dedazo de Lage Tuñas, porque lo de sacar las plazas a concurso público es algo que para el Sultán de Outes está pasado de moda. Tanto es así, que ha paralizado 16 convocatorias públicas para designar jefes de servicio utilizando las premisas de igualdad, mérito y capacidad y está nombrando a los altos funcionarios en “comisión de servicio”, es decir, a medida de las personas que al Sultán de Outes le parezcan más dóciles.

La primera prueba de que a Lage Tuñas se le ha ido la mano es que en el presupuesto municipal para sueldos municipales de este año 2022 ha sido de 79 millones, lo que significa que ha incrementado los gastos en personal en nueve millones de euros. ¿Tendrá algo que ver este desmesurado aumento de gastos de personal, la decisión de Inés Rey-na y Lage Tuñas de haber creado 35 altos cargos a dedo desde las pasadas elecciones municipales? Va a ser que sí. Seguiremos en próximos capítulos.