Uno de los principales motivos por los que elegí a la República Checa como mi destino Erasmus, fue su proximidad a las grandes ciudades centroeuropeas. Pese a ello, posiblemente la más bonita de todas ellas sea la capital del país en el que vivo. Como bien habréis podido descubrir en el título y adivinado por cultura general, me estoy refiriendo a Praga.
Solo había recibido comentarios positivos acerca de esta ciudad, lo que me hizo tener expectativas muy altas sobre lo que iba a visitar. Pero lo cierto es que se sobrepasaron con creces, Praga es simplemente preciosa. Da igual por que calle camines o cuando la visites, cada rincón te hipnotiza y te hace reflexionar sobre como una construcción puede llegar a ser tan bonita. Cabe recordar que la ciudad fue duramente bombardeada por los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial, ya que Praga era la capital y la ciudad más grande del Protectorado de Bohemia y Moravia controlado por los Nazis. La minuciosa labor de reconstrucción y de preservación llevados a cabo a partir de 1945, ha permitido que el centro histórico mantenga su esencia. Esa gran labor fue lo que permitió que el centro histórico de Praga fuese incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1992.

Imagen de la plaza de la Ciudad Vieja
Esta ciudad de 1.300.000 millones de habitantes ha sido uno de los epicentros de la cultura europea durante los siglos XVIII y XIX, convirtiéndose en el lugar donde las grandes figuras de ese tiempo querían acudir. Mozart eligió esta ciudad para componer y estrenar dos de sus óperas más famosas, Don Giovanni y La clemenza di Tito, así como el estreno de su Sinfonía de Praga. Llegados al S.XIX, Franz Kafka nació en esta ciudad el 3 de julio de 1883, lugar donde pasó gran parte de su vida y escribió obras como Metamorfosis o El Proceso. Para todos los amantes del autor, hay tours de la ciudad enfocados en los lugares más significativos en relación a Kafka, en el que se incluye la entrada en su museo y un paseo por los monumentos en su honor. Aunque hay que ir con cuidado, ya que como bien advirtió el autor, uno siente temblores y escucha sonidos extraños por las calles de la ciudad. Por su parte, uno de los personajes más importantes del S.XX, Albert Einstein, también vivió en esa ciudad. Entre abril de 1911 y julio de 1912, Einstein impartió clases de Física Teórica en la parte alemana de la Charles University. Durante su estancia, publicó 11 papeles, de los cuales, 6 de ellos sobre la teoría de la relatividad.

Monumento a Kafka
En cuanto a los lugares imprescindibles para tu visita a Praga, destacaría los tres siguientes: el puente de Carlos, el Castillo de Praga y la plaza de la Ciudad Vieja.
Construido en 1402 bajo las órdenes del Rey Carlos IV, este es el puente más antiguo y espectacular de la ciudad, gracias a su localización y a las 30 estatuas que decoran ambos lados de la estructura. El puente es totalmente peatonal y permite cruzar al otro lado del Río Vlatva, pero es recomendable evitar las horas puntas ya que el puente suele abarrotarse de turistas. Como curiosidad, la construcción del puente comenzó a las 05:31 del 9 de julio de 1357 bajo órdenes del supersticioso Carlos IV, ya que siguiendo el orden (año, día, mes y hora), la serie de números que se forma es: 1-3-5-7-9-7-5-3-1. Por lo que el puente tiene un significado numérico.
La plaza de la ciudad vieja es simplemente impresionante. La plaza más antigua de Praga alberga varios de sus monumentos más representativos, entre los que se incluyen la Iglesia de Nuestra Señora en frente del Týn, la Iglesia de San Nicolás y el famoso reloj astronómico, que se encuentra en uno de los laterales del antiguo ayuntamiento. Pese a que cualquier época es buena para visitar Praga, navidad puede que sea la ciudad idónea, ya que sus mercadillos navideños, la convierten en el destino perfecto para pasar una vacaciones en familia. De hecho, el principal mercadillo navideño de la ciudad es el que se sitúa en esta misma plaza, lo que lo hace aún más impresionante.

Foto del Puente de Carlos
Por su parte, el Castillo de Praga sirve actualmente como la residencia oficial del Presidente de la República Checa, en la actualidad, el Señor Petr Pavel. Este lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO junto a su centro histórico, es considerado como el castillo más grande del mundo, con una superficie de 66.761 m2. Su construcción se remonta al año 870 y en el interior de sus murallas, alberga la impresionante Catedral gótica de San Vito, la Basílica de San Jorge y varios jardines abiertos para los turistas. Como anécdota, la iluminación del Castillo se financió gracias al dinero donado por los Rolling Stones tras un concierto en Praga en 1990. El grupo británico entabló una gran relación con el presidente de Checoslovaquia de aquel momento, el grupo quedó fascinado con el castillo que dominaba el panorama de la ciudad, pero en ese momento, el castillo no tenía iluminación nocturna, por lo que solo podía apreciarse de día. Frente a esa situación, los Rolling donaron 30.000€ para que se instalase el sistema de iluminación que aún sigue alumbrando el castillo a día de hoy.

Imagen del castillo iluminado
Sin ninguna duda, Praga es una ciudad que merece la pena visitar una y otra vez, ya que es imposible apreciar su belleza en una sola visita. En el próximo capítulo sobre la capital checa, me enfocaré en uno de los aspectos más identificativos de la ciudad, su gastronomía y ocio, ya que es un tema que se merece su propio artículo. Espero que este artículo os anime a visitar la ciudad por primera vez o para repetir la visita.