Cruzamos el Atlántico por primera vez en la serie para viajar hasta los Estados Unidos de América.

Después de tantas aventuras por Europa, ya era hora de cambiar un poco de aires y cruzar el charco cinco años después de mi primera vez allí. En 2019 me dieron una beca para estudiar primero de bachillerato en los Estados Unidos y vivir con una familia de acogida en Luisiana. Fue una de las mejores experiencias de mi vida y me permitió tener una segunda familia al otro lado del Atlántico, por eso le tengo un cariño especial a esta parte de los EE.UU.

En este artículo os contaré la mejor manera de viajar hasta Nueva Orleans, qué ñugares hay que visitar y cuáles son los mejores restaurantes para comer lo mejor de la gastronomía cajun al mejor precio. ¡Arrancamos!

¿Cómo llegar?

Desde A Coruña tendréis que volar hasta Barcelona, ya que esta es la única ciudad de España en donde opera la compañía LEVEL, que ofrece los vuelos más económicos a Norteamérica y Sudamérica. Desde la ciudad condal podréis volar a Nueva York, Boston, Los Ángeles, San Francisco y Miami por 300€ el trayecto.

No hay vuelo directo a Nueva Orleans, pero Nueva York, Boston y Miami tienen buenas conexiones con la ciudad, siendo estos tres destinos excelentes en donde hacer escala. El precio de los vuelos va a ser muy similar desde cualquiera de los tres destinos, siendo Miami el más caro y Nueva York el más económico en general. Los billetes más baratos rondan los 50-70€ por trayecto.

Siempre tenéis la opción de volar desde Madrid a Estados Unidos, pero el precio es como mínimo el doble que desde Barcelona y no hay vuelo directo. 

¿Qué ver?

La gran mayoría de monumentos y lugares a visitar se encuentran en el histórico Barrio Francés, el más antiguo de la ciudad y también el más bonito. Antes de recalcar los monumentos más destacados de la zona, es importante indagar en la historia de la ciudad para conocer el origen del barrio, ya que no es tan francés como el nombre indica. 

Las tropas españolas fueron las primeras en conquistar el Delta del Mississippi, 145 años antes de que los franceses reclamasen ese territorio. Toda esa zona de dominio español fue nombrada Luisiana y fue cedida oficialmente a nuestro país por el Tratado de París de 1763 hasta 1803, con la firma del Tercer Tratado de San Idelfonso. 

Nueva Orleans fue la capital de la provincia española de Luisiana, de hecho, por el casco histórico encontrareis carteles con el antiguo escudo de armas español indicando el nombre original de la calle o plaza. Como reconocimiento a este pasado común entre nuestro país y la ciudad de Nueva Orleans, en 1976 inauguraron la Plaza de España en el Riverwalk Marketplace, en el paseo marítimo del río Mississippi. La plaza está rodeada por los escudos de cada una de las provincias de España.

Durante este periodo de dominación española el Barrio Francés empezó a lucir su característica arquitectura, pero dos terribles incendios, en 1788 y 1794, destruyeron gran parte de la zona. Por este motivo las autoridades españolas prohibieron el revestimiento de madera y se promovió el uso del estuco al ser ignífugo, el cual se pintaba de color pastel junto a los tejados coloridos y las preciosas galerías y balcones de hierro que tan bien lucen en la actualidad. 

En 1803 el territorio fue devuelto a Francia en secreto a través del Tratado de San Idelfonso y, ese mismo año, el país galo se lo vendió a Estados Unidos a un precio de tres centavos por hectárea. La extensión total del terreno de 2.144.476 km², el 23% de la superficie total actual de Estados Unidos, a un precio total de 23.213.568 millones de dólares con intereses. Imaginaos si hubiesen esperado al Black Friday.

Como podréis comprobar una vez allí, el Barrio Francés no ha perdido su magia y todavía conserva su característica arquitectura. En casi todas las calles sentiréis esa atmósfera especial, pero sobre todo en las famosas Bourbon Street y Royal Street. Repletas de bares, pubs y restaurantes, estas dos calles son una fiesta constante cualquier día de la semana. 

Lo peor de todo es que hay bastante alcohólicos y vagabundos, especialmente una vez caída la noche, por lo que os recomiendo es ir a la mañana para evitar presenciar espectáculos desagradables. Al final de Bourbon llegareis hasta Canal Street, una preciosa avenida llena de tiendas y hoteles decorada con palmeras y rodeada por rascacielos. Allí es por donde pasa el famoso tranvía de la ciudad.

Al final de Canal Street llegareis al paseo marítimo del río Mississippi, el río más largo de los Estados Unidos y el cuarto del mundo. A lo largo del Riverwalk encontrareis los tradicionales barcos de vapor, steamboats, los dos barcos con más historia son el The creole queen  y el Natchez, ambos llevan navegando por el Mississippi desde 1827. Hay muchas variedades en función de lo que buscáis, paseos con cena, conciertos de jazz, paseos al atardecer… Esta es una de las actividades imprescindibles en vuestra visita a NOLA que, sí o sí, tenéis que incorporar en vuestro itinerario. 

Para volver al French Quarter desde el paseo marítimo, os recomiendo hacerlo por el acceso que da directamente a Jackson Square, la plaza más importante de la ciudad y la imagen por excelencia de Nueva Orleans. Con la estatua del séptimo presidente de los Estados Unidos, Andrew Jackson, la antigua Plaza de Armas pasó a denominarse de la manera actual desde la inauguración de la estatua el 9 de febrero de 1856. 

51 años después de la Batalla de Nueva Orleans, entre las tropas británicas y las estadounidenses, lideradas por el Major General Andrew Jackson, quien lideraría a los americanos a la victoria. En la plaza también se encuentra la Catedral de San Luis, una de las iglesias católicas más antiguas e importantes del país (por no decir la más) y un auténtico símbolo de Nueva Orleans. De estilo neogótico español, el templo se remonta a 1718 pero ha sufrido numerosas reformas y modificaciones a lo largo de la historia. La entrada cuesta 8 dólares para adultos y 6 dólares para estudiantes.

Aunque queda un poco alejado del centro, merece la pena visitar el barrio más rico de NOLA, el Garden District. Allí podréis ver las típicas mansiones sureñas y chalés de estilo victoriano; las más espectaculares se encuentran en St. Charles Street. 

Otro barrio a visitar es el de Treme, el más auténtico de la ciudad y en donde el jazz es una religión. La mayoría de la población es afroamericana y aún sigue siendo una zona bastante marginal, por lo que hay que evitar los paseos durante la noche. Los efectos del huracán Katrina en 2005 aún siguen presentes en el barrio; el huracán inundó el 80% de la ciudad, más de 1.390 personas murieron y provocó unos daños estimados en 125 billones de dólares.

No podéis iros de la ciudad del jazz sin antes haber entrado a un local con música en directo. En calles Frenchmen Street, en pleno corazón del Barrio Francés podréis disfrutar de los artistas locales que actúan a todas horas del día, pero para vivir una experiencia auténtica tenéis que ir a uno de los bares legendarios de la ciudad. Los locales más famosos son The Spotted Cat, Tippitina´s y The Maple Leaf, tres auténticas cunas de talento y la máxima expresión artística de la ciudad. Nada más aterrizar en la ciudad, en el Aeropuerto Louis Armstrong, os daréis cuenta de la

Si os apetece visitar museos, os recomiendo el The National WWII Museum, sobre la Segunda Guerra Mundial contada desde la perspectiva americana, una visita imprescindible para los amantes de la historia. Es recomendable visitar el Museo de Jazz de Nueva Orleans para conocer su historia y la importancia de este género en la cultura de la ciudad. En el caso de viajar con niños pequeños, un gran plan en familia es visitar Mardi Gras World, el taller donde se construyen y exponen las coloridas carrozas que recorrerán la ciudad durante el carnaval. Es muy interesante y es la mejor manera para aprender sobre la historia de una de las festividades más famosas del mundo. Otro gran lugar para visitar con los más pequeños es el Acuario de Nueva Orleans.

Otro de los pilares fundamentales de la cultura de Nueva Orleans es el deporte, tanto en el fútbol americano, con los Saints, como en el baloncesto con los Pelicans. El nivel de seguimiento es una locura y una autentica religión para los locales. 

El Ceasars Superdome, el estadio de los New Orleans Saints, destaca no solo por ser uno de los estadios más imponentes de la NFL, si no que se trata de la cúpula sostenida más grande del mundo. He estado dentro viendo un partido y puedo afirmar con total sinceridad que es el estadio más impresionante que he visto en mi vida. Con razón es el campo donde más Super Bowls se han disputado en la historia. 

El estadio de los Pelicans de la NBA se encuentra justo en frente del Superdome, por lo que lo encontrareis enseguida. Si tenéis la oportunidad de ver un partido, no la desaprovechéis porque es una experiencia única y un auténtico espectáculo.

¿Dónde comer?

Después de esta intensa ruta por la ciudad, es hora de reponer fuerzas comiendo lo mejor de la comida criolla en los restaurantes más icónicos de Nueva Orleans. Solemos tener la imagen de Estados Unidos de la comida rápida y la mala calidad de los productos, pero este no es el caso de NOLA, todo lo contrario. Gracias a su diversidad cultural e influencias históricas, la gastronomía sureña mezcla de forma deliciosa la gastronomía francesa, española, africana y caribeña.

La mayoría de los platos insignia de la cocina cajun tienen una cosa en común, el marisco. Los más amados por los locales son los cangrejos de río (crawfish), ostras, gambas fritas y crawfish etoufee. Otros dos platos insignia son el jambalaya, el gumbo y el arroz con judías rojas. El primero es un arroz ligeramente picante con salchichas, mientras que el segundo es un estofado de salchichas, gambas, cebolla y pimientos servido con arroz. 

Como opción de comida rápida no hay otra respuesta correcta que no sea un Po´Boy, el legendario bocata de Nueva Orleans, que lleva lechuga, tomate, pepinillos y lo que prefieras entre roast beef, gambas fritas u ostras fritas con salsa y ketchup. 

Llegados al postre, no hay dulce más famoso y delicioso que las beignets de Café du Monde, masa frita de donut con azúcar glass espolvoreado por encima. 

En Nueva Orleans es casi imposible encontrar un restaurante en donde no se coma bien, pero para ir a tiro fijo y asegurar, los más populares son Commander´s Palace, Dooky Chase´s, Arnaud´s y Clancy´s. Para devorar un buen Po´Boy teneis que ir a Mother´s o Parkway Bakery & Tavern.

Hasta aquí esta aventura por la preciosa Nueva Orleans, espero que os anime a visitar esta increíble ciudad si todavía no habéis tenido la oportunidad de hacerlo. Es un lugar completamente diferente al resto de ciudades del país gracias a su historia y cultura, un hecho que la hace única e irrepetible. Espero que os haya gustado y pronto volveremos con más aventuras por el mundo. ¡Ciao ciao!