Volvemos a explorar mi querida Polonia con una visita a la que, para mí, es la ciudad más bonita de todo el país.
Este lugar de cuento, situado a orillas del mar Báltico, es el principal puerto de Polonia y la cuarta ciudad más poblada, con más de 486.000 habitantes. Su historia e importancia económica la convierten en una de las ciudades más importantes del país.
Durante la Edad Media, la ciudad fue independiente durante un breve periodo, pero volvería a formar parte de Polonia hasta 1793, fecha en la que se produjo su anexión a Prusia. La ciudad fue asediada en 1807 por la coalición de tropas francesas, polacas e italianas durante las Guerras Napoleónicas y se convirtió, de nuevo, en una ciudad libre hasta que las fuerzas prusianas volvieron a tomar control siete años después. La unificación de Alemania en 1871, supuso la unión de Gdańsk al Imperio Alemán hasta 1919, tras la derrota de las fuerzas alemanas en la Primera Guerra Mundial.
Pese a la intención de los Aliados, durante el Tratado de Versalles, de declarar a Polonia como un estado independiente, que además tenga acceso al mar, en base a la promesa del presidente Wilson en sus famosos “14 Puntos”, la ciudad fue otorgada de nuevo el estatus de ciudad libre bajo la protección de la Liga de las Naciones. La razón por la que no fue integrada en Polonia se haya en que la población mayoritaria de la ciudad era alemana, pero Polonia tendría el derecho de utilizar gratuitamente el puerto y a disponer de una base militar en Westerplatte. La ciudad libre de Danzig tenía su propia constitución, moneda y parlamento. Los nazis tomaron el control de la cámara baja en 1933 y las tensiones entre Polonia y Danzig no pararon de crecer.
La ciudad fue el escenario del inicio de la Segunda Guerra Mundial, ya que la invasión nazi de Polonia comenzó con el ataque a las bases militares polacas en Westerplatte el 1 de septiembre de 1939. La ciudad fue, en gran parte destruida, a causa de los bombardeos ejecutados por los Aliados; el ejército soviético tomó el control de la ciudad el 30 de marzo de 1945 y no soltaría el poder hasta la caída del comunismo en los años 80. Las primeras protestas en contra del régimen comunista tuvieron lugar en Gdańsk, movimiento que se fue imitando en el resto de Polonia hasta lograr la celebración de elecciones democráticas en 1989.
La relevancia de la historia de la ciudad en la defensa de la libertad, la solidaridad y la defensa de los derechos humanos fue reconocida en 2019 al recibir el Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Según el ranking elaborado por la Comisión Europea en el año 2023, Gdańsk es la cuarta mejor ciudad de Europa para vivir.
En el artículo de hoy os contaré la mejor manera de viajar hasta Gdańsk, los monumentos que debeis visitar y los mejores lugares donde comer comida tradicional al mejor precio. ¡Empezamos!
¿Cómo llegar?
Pese a estar situada bastante al norte, la ciudad es muy accesible desde nuestro país con vuelos directos durante los 12 meses del año. El mes más económico para viajar es diciembre; en esas fechas el trayecto ronda los 70€ (ida y vuelta). Durante el resto del año el precio medio asciende a los 100€ de media.
Si viajáis desde cualquier lugar de Polonia, el medio de transporte que os recomiendo utilizar es el tren. Llevad la aplicación de Polish Trains descargada en el móvil, para ahorraros tiempo y dinero. Las ciudades más cercanas a Gdańsk son Varsovia, a 4 horas en tren, y Poznan, a 5 horas. Aunque no viajéis en tren merece totalmente la pena acercarse hasta la modernista Estación Central, una de las más bonitas de Europa y mi favorita hasta el momento.
¿Qué ver?
- La Ruta Real
Al otro lado de la Puerta Alta y la Puerta Dorada comienza la calle Dluga, la conocida como Ruta Real, ya que esta era la calle que recorrían los reyes polacos en su entrada a la ciudad. En esta espectacular calle se encuentran varios de los monumentos más importantes de la ciudad, como la Fuente de Neptuno, en la Plaza del Mercado largo, o el precioso edificio de la Corte de Artus. Neptuno se convirtió en un símbolo de la ciudad e incluso cuenta con su propia cerveza.
En la misma plaza se encuentra uno de los edificios más emblemáticos, el Antiguo Ayuntamiento. Construido en el siglo XIV, este edificio gótico-renacentista cuenta con una torre de 83 metros de altura coronada por una estatua del Rey Segismundo II. Por desgracia, el edifico fue gravemente dañado durante la Segunda Guerra Mundial y tuvo que ser reconstruido en 1952. En la actualidad alberga el Museo de Historia de Gdańsk.
Al final de la Ruta Real os topareis con la antigua residencia de los reyes, la Puerta Verde, la más grande de la ciudad. La perspectiva de Dluga desde este punto es impresionante, la imagen de la torre del Antiguo Ayuntamiento, acompañada a ambos lados por los edificios de estilo flamenco, se os quedará guardada para siempre.
- El Puerto de Gdańsk
Una vez cruzado el pasadizo de la Puerta Verde, os encontrareis el antiguo puerto, la zona más agradable para pasear de toda la ciudad. Las construcciones a ambas orillas del río Motlawa son espectaculares, pero si una destaca sobre el resto es la Zuraw, la grúa portuaria medieval más antigua y grande de Europa. Esta curiosa construcción del siglo XV supuso una auténtica revolución en su época, la grúa se elevaba hasta los 11 metros de altura y cargaba hasta 4 toneladas. Se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad y en la actualidad alberga el Museo Marítimo Nacional. La entrada tiene un precio de 5,3€ y 4€ para estudiantes.
- La Basílica de Santa María
La iglesia más importante es sin duda la Basílica de Santa María, ya que esta es la iglesia católica más grande del país y la más grande del mundo construida con ladrillos. Su austero interior se debe a que el templo pasó a ser protestante, después de su construcción en el siglo XVI. La obra más destacada en su interior es un reloj astronómico del siglo XV. La entrada al templo es gratuita, pero para subir a lo alto de la torre de la basílica deberéis pagar 3€. Las vistas desde allí son espectaculares, merece la pena pagar la entrada.
Nada más salir del templo llegareis a la calle Mariacka, una de las más bonitas y originales. Todas las casas tienen un color distinto y escaleras que dan a la calle, donde los comerciantes ponen sus pequeños puestos de ámbar báltico, ya que la ciudad es la capital de estas piedras provenientes de resina de árbol fosilizada e incluso cuenta con un museo dedicado al ámbar. Este es el souvenir ideal para llevaros de recuerdo de la ciudad
- Museo de la Segunda Guerra Mundial
Si contáis con tiempo suficiente, os recomiendo visitar el Museo de la Segunda Guerra Mundial. La historia de Polonia no puede comprenderse sin conocer en detalle las tragedias ligadas a este conflicto, donde Gdańsk jugó un papel principal, ya que allí es donde comenzó todo.
El museo fue inaugurado hace tan solo 7 años y cuenta con una exposición permanente dividida en tres partes: “El camino a la guerra”, “Los horrores de la guerra” y “La larga sombra de la guerra”. Además de exhibir cientos de objetos originales, sus diversas salas subterráneas recrean escenarios que os transportarán a las distintas fases del conflicto y os harán vivir en primera persona como era esa época. El precio de la entrada es de 6.70€ para adultos y 5.10€ para estudiantes.
¿Dónde comer?
Si habéis leído mis artículos sobre Polonia, estoy seguro de que sabréis qué bares siempre recomiendo en este país, los milk bars. Como no podría ser de otra manera, Gdańsk está repleta de estos antiguos bares comunistas, donde la calidad-precio de sus platos tradicionales son imbatibles.
Mis recomendaciones son el Bar Neptune, el Bar Turystyczny, el Bar Mleczny Stagiewna y el Bar Familijny – KOS, todos ellos están ubicados en el centro y cualquiera es un acierto seguro. En algunos de ellos la oferta de comida se va reduciendo a medida que se acerca la hora de cierre, por lo que debéis tener en cuenta de que varios platos del menú no estén disponibles. Mis recomendaciones son las tortitas de patata, los pierogis y la sopa de remolacha.
Hasta aquí esta nueva aventura. Espero que os haya gustado y os anime a visitar esta espectacular ciudad. Su historia, cultura y belleza la convierten en la ciudad más bonita del país y en una parada obligatoria si viajáis a Polonia. No conocía nada sobre la ciudad y tenía las expectativas muy bajas, pero lo cierto es que Gdańsk se ha convertido en uno de mis destinos favoritos de Europa. Su arquitectura y sus canales me hicieron viajar de nuevo a Amsterdam, pero su cultura y gastronomía me trasladaron a todos los destinos increíbles que he podido visitar en Polonia. Como siempre digo, este país nunca defrauda y esta vez lo ha demostrado con creces.