Una guía sencilla para disfrutar de la Perla del Adriático.

Estamos de vuelta con un nuevo artículo y una nueva aventura por los Balcanes, esta vez por la preciosa Croacia. Aprovechando el buen tiempo y mis ganas de playa, decidí hacer una ruta de tres días visitando las tres ciudades costeras más importantes de este país balcánico; Dubrovnik, Split y Zadar. 

En este episodio hablaré del primero de mis tres destinos, la “Perla del Adriático”, Dubrovnik.

Gracias a su excelente posición estratégica en la región de Dalmacia, la localidad se convirtió en uno de los puertos comerciales más importantes en el Mar Adriático y Mediterráneo, pese a la constante lucha por independizarse de la antigua República de Venecia. La ansiada independencia llegó en 1358 con la firma del Tratado de Zadar y Dubrovnik se convirtió en la República de Ragusa. La localidad experimentó un crecimiento económico brutal y atrajo a muchos de los humanistas croatas más importantes de la época a vivir allí, presencia que se mantiene en el día de hoy gracias a la arquitectura de la época. Monumentos como la Catedral o la Iglesia de San Blas son algunos de los monumentos de aquella época. 

El poder económico de la república se fue deteriorando con la crisis económica del siglo XV y tocó fondo con el terremoto de escala 9 que sacudió la ciudad durante la mañana del 6 de abril de 1667. La ciudad quedó destruida. Para agravar más la situación, Ragusa aún tenía conflictos abiertos contra Venecia y el Imperio Otomano. La República de Ragusa fue incorporada en 1808 al Reino de Italia por orden de Napoleón y pasó a ser controlada por el Imperio Austrohúngaro, tras el Congreso de Viena en 1815. Tras el fin de la Primera Guerra Mundial en 1918, la ciudad pasó a formar parte del Reino de Serbios, Croatas y Eslavos (la posterior Yugoslavia). 

La ciudad fue ocupada por las tropas italianas entre 1941 y 1943 y por el ejército alemán hasta octubre de 1944, fecha en la que la ciudad sería liberada por el ejército popular partisano, comandado por Tito. 

La guerra en Yugoslavia estalló en 1991, tras la declaración de independencia de Croacia y Eslovenia. Dubrovnik fue asediada por el Ejército Nacional Yugoslavo durante siete meses, pese a estar desarmada. La ciudad vieja fue también duramente bombardeada. El ejército croata liberó la ciudad en mayo de 1992 y los trabajos de reconstrucción del casco histórico se iniciaron entre 1995 y 1999.

En este artículo os contaré la mejor manera de llegar hasta Dubrovnik, qué visitar y mis recomendaciones para comer al mejor precio. ¡Comenzamos! 

¿Cómo llegar?

Volar directo a Dubrovnik desde España es posible, únicamente, durante la temporada alta en verano. El resto del año, casi todos los vuelos hacen escala antes de llegar a destino. El precio del trayecto ronda los 130€ (ida y vuelta) entre junio y agosto. En meses menos concurridos, como mayo, podréis encontrar ofertas por menos de 90€.

En caso de no encontrar buenas conexiones, os recomiendo mirar vuelos a Zadar o Split y desde allí trasladaros a Dubrovnik. Los vuelos más económicos suelen ser a Zadar, pero solo hay vuelos directos desde Barcelona. Una vez allí, desplazarse por la costa es muy fácil; hay líneas de Flixbus durante todo el día y el precio del billete no llega a los 20€.

Recordad que Croacia ya forma parte de la zona Schengen y desde el 1 de enero de 2023 también de la eurozona, por lo que no tendréis que preocuparos por llevar más documentación que vuestro DNI o de cambiar monedas.

¿Qué ver?

Todos los monumentos para visitar en Dubrovnik se encuentran en la Ciudad Vieja, zona declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979. Pese a los daños provocados por el terremoto y el ataque de las tropas serbias y montenegrinas en 1991, la ciudad aún preserva su espectacular muralla y preciosas iglesias barrocas, góticas y renacentistas.

El casco histórico está completamente protegido por las famosas murallas de Dubrovnik, tienen casi 2 kilómetros de largo y 25 metros de alto. Las murallas son uno de los monumentos más visitados de toda Croacia con casi 2 millones de visitantes al año, pero si tenéis pensado a pasear por ellas, hay que asumir que tendréis que pagar 35€. Además de las murallas la ciudad cuenta con otras tres fortificaciones que podréis visitar: Fortaleza Imperial, Fortaleza de San Juan y Fortaleza de San Lorenzo.

Para atravesar las murallas y acceder al casco histórico, os recomiendo cruzar la Puerta de Piles o la Puerta de Poce. La Puerta de Piles fue construida en 1535 y en una de las dos torres que la decora se encuentra la estatua del patrón de la ciudad, San Blas. Una vez la crucéis, os topareis con la Fuente de Onofrio al final de Stradum, la calle más importante y concurrida de Dubrovnik. En frente de la fuente se encuentra el Monasterio de San Francisco, del siglo XIV, pero tuvo que ser reconstruido tras el terremoto. 

Una vez pasados todos los restaurantes, heladerías y tiendas de souvenirs en Stradum, llegareis hasta la plaza más bonita e importante del casco histórico, la Plaza Luža. Allí se encuentra el Ayuntamiento, el Palacio de Sponza y la Catedral de Dubrovnik. 

Al lado de la plaza se haya la imponente Torre de la Campana con sus 31 metros de altura. Justo pasando por el pasadizo de debajo de la torre llegareis al puerto viejo, desde allí salen la mayoría de las excursiones a las cascadas de Kravice, a la cueva Azul o a Montenegro. 

Dubrovnik es una ciudad perfecta para callejear, tomar algo en sus preciosas plazas o bañarse en la playa. Tendréis que subir bastantes escaleras para llegar a las zonas más altas del casco antiguo. Las más icónicas son las Escaleras de los Jesuitas, pertenecientes a la Iglesia de San Ignacio. Si después de pasear por todo el centro os apetece ver la ciudad desde una perspectiva diferente, os recomiendo coger el teleférico que sube hasta lo alto del Monte Srd. 

Dubrovnik tiene un gran problema con el turismo masivo y el número de visitantes no para de crecer cada año. Hay que intentar evitar la temporada alta porque vuestro viaje se puede convertir en un infierno. Para que os hagáis a la idea, la media de turistas por año es de 1.5 millones y la población de la ciudad es de 40.000 habitantes. 

La ciudad siempre ha sido un lugar muy turístico, pero el verdadero boom llegó tras la grabación de Juego de Tronos, ya que Dubrovnik es la ficticia capital de Poniente, Desembarco del Rey. Lugares como las Escaleras de los Jesuitas, la Fortaleza de San Lorenzo o la Puerta de Piles son algunas de las 16 localizaciones donde se grabó la serie. La locura de los fans es tal que muchos solo viajan a Dubrovnik por la serie, incluso podréis contratar tours para hacer un recorrido por todos los lugares donde grabaron.

¿Dónde comer?

Normalmente esta es la sección que más me gusta escribir, porque explorar la gastronomía de los destinos que visito es lo que más disfruto a la hora de viajar, pero en esta ocasión fue todo lo contrario. Como he comentado a lo largo del artículo, la única pega que le puedo poner a Dubrovnik es la cantidad de turistas que hay y el precio de todo en la ciudad, algo que se junta a la perfección en los restaurantes del casco antiguo. Olvidaos de encontrar chollos o buena relación calidad-precio, porque es imposible.

Como podréis imaginar por la ubicación de la ciudad, el pescado y el marisco son las estrellas de los menús en la ciudad. Locales como Lucin Kantun y Presa son dos restaurantes con menús a buen precio, comparado con la competencia, y donde la calidad está asegurada. Si realmente queréis probar comida tradicional croata y pagar a precio local, tenéis que iros bastante fuera del centro, uno de los más conocidos es el restaurante Konoba Tabak. Al igual que en el resto de los Balcanes la opción fast food por excelencia son los bureks, los encontrareis en todas las panaderías de la ciudad y son perfectos para salir del paso.

Hasta aquí el artículo de hoy. Esperaba mucho de la ciudad y no me ha defraudado, al contrario, es uno de los destinos que más me ha gustado hasta ahora. Dubrovnik es una ciudad que hay que visitar al menos una vez en la vida, pero no es recomendable acudir en temporada alta. Un día es tiempo más que suficiente para visitar toda la ciudad vieja, pero lo ideal sería viajar con calma para explorar los alrededores y poder hacer alguna excursión. ¡Hasta la próxima!