Después de la pequeña escapada por Polonia cruzamos la frontera para visitar su país vecino, Alemania. En esta ocasión pude explorar la preciosa ciudad de Dresden, la “Florencia del Elba”. La capital, y segunda ciudad más poblada del estado de Sajonia, es uno de los destinos imprescindibles del país bávaro por su belleza e importancia histórica.

Dresden fue el lugar de residencia de los antiguos reyes de Sajonia y, más tarde, de los monarcas polacos con la unificación de ambos reinos. Entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, la ciudad sufrió uno de los bombardeos más brutales de toda la Segunda Guerra Mundial. Más de 800 bombas, cargadas de 2.700 toneladas de explosivos, arrasaron el centro histórico de la ciudad. Unas 25.000 personas (la mayoría civiles) murieron a causa de la masacre. El bombardeo de Dresden fue uno de los ataques más polémicos de los Aliados durante la guerra.

Tras la reunificación de Alemania en 1990, la ciudad a orillas del Elba fue totalmente reconstruida para convertirla de nuevo en uno de los epicentros culturales, económicos y académicos del país. El esfuerzo de las autoridades y de toda la población se centró en conseguir que el casco histórico se asemejase al máximo a cómo era antes de 1945. La reconstrucción fue un proceso largo, caro y tedioso, pero totalmente fructífero. 

En esta guía os contaré la mejor manera de viajar hasta Dresden, que monumentos no podéis perderos en vuestra visita y los mejores lugares para degustar la cocina tradicional.

¿Cómo llegar?

Dresden se encuentra perfectamente situada entre Berlín y Praga. Ambas capitales están a tan solo 2 horas de trayecto en coche. Algunas otras ciudades alemanas desde podréis hacer una escapada hasta la ciudad son: Lepizig (1 hora y 20 minutos), Nuremberg (3 horas) y Hanover (4 horas).

Si viajáis desde Polonia, el trayecto es de 3 horas desde Wroclaw y 4 horas desde Poznan.

¿Qué ver?

  • El Palacio Zwinger

De todos los monumentos y edificios del casco histórico, si uno destaca por encima del resto este es el Palacio Zwinger. Construido en 1709 a petición de Augusto II “El fuerte”, este impresionante palacio barroco alberga varios museos, entre ellos el Porzellansammlung, el museo con la mayor colección de porcelana asiática de Europa. En el Ala Semper se encuentra la Gemäldegalerie Alte Meister, una galería de arte en la que se exponen obras de maestros como Rafael, Tiziano, Rubens, Velazquez o Van Dyck.

La entrada a los jardines, las terrazas que bordean el palacio y la plaza central son gratuitas, pero actualmente el acceso está limitado por reformas.

  • La ópera Semper

Justo enfrente del Palacio Zwinger se encuentra la Semperoper, una de las óperas más importantes de Alemania y de todo el viejo continente. Allí se estrenaron 9 de las 15 óperas de Strauss y varias de las óperas más conocidas de Wagner, como Rienzi o El Holándes Errante.

Diseñada por el arquitecto alemán Gottfired Semper, la Ópera de Dresden es considerada como una de las más bonitas del mundo. El edificio fue destruido durante los bombardeos de 1945 y reconstruido 41 años más tarde. 

En la misma plaza donde se encuentra la ópera os topareis con el Residenzschloss, el palacio más antiguo de la ciudad y antigua residencia de los Reyes de Sajonia entre 1458 y 1918. Su fecha de construcción se remonta al año 1200.

Dentro del palacio hay varios museos, pero si no contáis con mucho tiempo me decantaría por visitar la Bóveda Verde, ya que se trata de una de las cámaras de tesoro con más prestigio a nivel mundial. Hay dos cámaras, la Bovéda Verde Histórica y la Nueva Bóveda Verde. La antigua cámara de Augusto el Fuerte, la Bovéda Verde Histórica, alberga más de 3.000 obras de orfebrería y joyería. En la Nueva Bóveda Verde, se exponen tesoros como la “corte del Gran Mogul”, el “diamante verde de Dresden” o el “juego dorado de café”.

Las entradas a cada cámara se venden por separado y ambas tienen un precio de 14€, pero la entrada a la Bovéda Verde Histórica debe comprarse con antelación, ya que no se venden en el recinto. 

  • La Catedral de la Santísima Trinidad (Hofkirche)

Dando la vuelta a la manzana donde se encuentra el Residenzschloss se haya la Catedral de la Santísima Trinidad, la iglesia más grande de toda Sajonia. Construida en el siglo XVIII, en este templo de estilo barroco se encuentran las tumbas de los reyes de Sajonia, de los Wettin y de varios miembros de la familia real. Su recargado exterior con esculturas de santos, junto con su torre de más de 80 metros de altura, es impresionante.

A unos 5 minutos andando llegareis hasta la segunda iglesia más importante de la ciudad, la iglesia Frauenkirche. La apodada “Campana de Piedra” es una iglesia de estilo barroco construida a mediados del s. XVIII. Considerada un icono de la ciudad, las numerosas donaciones recibidas hicieron posible la restauración completa en 2005, fecha que marca el final del proyecto de reconstrucción del casco histórico. La entrada al templo es gratuita, pero si queréis subir a la cúpula deberéis pagar una entrada de 10€.

Para llegar hasta Frauenkirche, os recomiendo hacerlo caminar por la calle Augustusstrasse, ya que allí se encuentra el Fürstenzug, el mural de porcelana más grande del mundo y uno de los pocos monumentos que se mantuvieron prácticamente intactos durante los bombardeos. Construido por Wilhelm Walter en 1876, este mosaico de 101 metros de largo representa el desfile de los príncipes de Sajonia. En total se utilizaron 24.000 azulejos.

¿Dónde comer?

Después de este intenso recorrido por el centro es hora de parar a comer y reponer fuerzas. La cocina alemana no es conocida por su variedad y sofisticación. Es comida abundante y fuerte, por lo que os recomiendo ir con el estómago vacío y bastante apetito para poder disfrutarla al máximo.

Los platos más populares de Dresden son la Sächsische Kartoffelsuppe (una sopa de patatas, cebolla y trozos de salchicha) y el Sauerbraten mit Rotkraut, un delicioso estofado de carne acompañado con dumplings y repollo. No podéis iros de Alemania sin beber cervezas, siendo la Elbstein la más típica de la zona. Para poder conocer las cervezas alemanas más famosas, os recomiendo que le echéis un vistazo al artículo que escribí sobre Munich y el Oktoberfest. Raskolnikoff y Bautzaner tor son dos restaurantes ideales donde probar la gastronomía local acompañada de una buena cerveza.

En cuanto a los dulces, tenéis para dar y tomar. El más famoso de todos es el Christstollen, el clásico tronco navideño relleno de frutos secos que se ha convertido en el dulce insignia de esta festividad. Otro delicioso dulce es el Eierschecke, una tarta de queso de tres capas que encontrareis en todas las cafeterías de la ciudad. 

Por último, si lo que preferís es una opción fast food, estando en Alemania no podéis elegir otra comida que no sea un Döner Kebab. Encontrareis muchísimos, pero os recomiendo probar el Döner Arzu, situado en la céntrica Albertplatz.

Hasta aquí el artículo de hoy, espero que os haya resultado interesante y que os anime a visitar esta preciosa ciudad en el futuro. Tenía las expectativas bastante altas de este destino y se han cumplido de sobra. La ciudad es una auténtica preciosidad. Alemania no defrauda y Dresden no ha sido menos. Ya estoy deseando volver y poder compartir mis aventuras con todos vosotros.