Continuamos la ruta en coche por los Balcanes visitando la capital de Albania, Tirana.

La ciudad más grande del país es un reflejo de lo que está sucediendo en todo el territorio. Una renovación estructural en todos los ámbitos de la sociedad y una apertura al turismo. 

Tras la visita a Skopje, volvemos a la carretera para cruzar la frontera y llegar a Albania, concretamente a Shkodër. De esta ciudad del Norte hablaré en un artículo especial. Tras hacer noche allí, a la mañana nos esperaban 2 horas de coche hasta llegar a la capital y partimos temprano para poder aprovechar todo el día. Pese a lo popular que se está convirtiendo la costa albanesa como destino de vacaciones, su capital es todo lo contrario, un sitio frío, caótico y para nada turístico, pese a ser el pilar que sostiene al país. De los 2.800.000 habitantes del país, 520.000 viven en Tirana.

¿Cómo llegar?

Hay vuelos directos desde Madrid y Barcelona rondando los 100 (ida y vuelta) en los meses de temporada alta. Si os encontrais haciendo una ruta en coche por los Balcanes, el trayecto desde Skopje es de 5 horas y 4 horas desde Podgorica (capital de Montenegro).

Pese a ser un país de la zona Schengen, recomiendo llevar el pasaporte para no tener ningún problema en el control de fronteras, aunque con el DNI debería servir. Al no ser un Estado Miembro de la Unión Europea, la Tarjeta Sanitaria Europea no sirve, por lo que es importante llevar contratado un seguro médico desde España, pese a que no sea obligatorio hacerlo. Lo mismo pasa con Macedonia del Norte.

Recordad también que tendreis que comprar una tarjeta de datos al llegar al país, lo podreis hacer en las tiendas ONE o Vodafone. Si teneis planeado alquilar un coche es imprescindible presentar el permiso internacional, lo podreis solicitar desde la página de la DGT y la tasa tiene un coste de 10.51€.

¿Qué ver?

Como comentaba en la introducción, la situación actual del país no puede entenderse sin conocer un poco de su historia reciente, marcada por la brutal dictadura de Enver Hoxha entre 1944 y 1985. Pese a que posiblemente su nombre no os suene de mucho, Hoxha fue uno de los dictadores más tiranos y lunáticos que gobernaron Europa en el s. XX. Un auténtico psicópata que aisló completamente al país del resto del mundo y lo sumergió en la más profunda pobreza. 

Foto. Enver Hoxha, dictador que sometió a Albania entre 1944 y 1985

El régimen de Hoxha se convirtió en la versión balcánica de la URRS stalinista, un modelo marcado por la represión política, el colectivismo y la pobreza. Poco a poco se fue separando de sus alianzas con Yugoslavia, la URRS y China al considerarlos demasiado liberales, lo que provocó que el país se encontrarse completamente aislado. 

En 1967, el dictador prohibió la práctica de cualquier tipo de religión y cerró los templos de culto, convirtiendo al país en el primer Estado ateo del mundo. La mayor paranoia de Hoxha era la idea de una posible invasión del país, lo que le llevó a construir unos 750.000 bunkers de hormigón en la frontera con Montenegro y Grecia, para protegerse de ese hipotético ataque. 

Sus obsesiones conspiranoicas también le llevaron a asesinar a miembros de su propio partido y gobierno, lo que hacía que nadie estuviese a salvo. Tras su muerte en 1985, el comunismo fue decayendo progresivamente hasta la celebración de elecciones democráticas en 1992. Al final del régimen, Albania era el tercer país más pobre del mundo y el más pobre de Europa.

Conocer la situación en la que se encontraba Albania hace 32 años es fundamental para comprender el panorama actual del país, que sigue siendo uno de los más pobres de Europa. Pese a ello, visitar Tirana sirve para ver con tus propios ojos la recuperación real de su economía y lo mucho que han avanzado en tres décadas. Los monumentos de la capital son un recorrido por toda la historia del país y comprobar hacia dónde se encamina su futuro. 

Estos son los lugares que no podéis perderos de la capital:

  • La Mezquita de Et´hem Bey y la Mezquita Namazgah

Si hay dos lugares realmente bonitos en Tirana estos son la Mezquita de Et´hem Bey y la Mezquita Namazgah. 

Construida a principios del s. XIX y clausurada durante el régimen comunista, Et´hem Bey sirvió como lugar de protesta contra la dictadura. Unas 10.000 personas se concentraron allí para rezar como gesto de protesta contra las represiones del régimen, justo unos meses antes de que éste cayera. Su nombre conmemora al poeta otomano Et´hem Bey, cuyo cuerpo fue enterrado en el templo. Su decoración interior simulando a la naturaleza es una preciosidad. 

La otra mezquita de la ciudad es Namazgah, todavía está en construcción y va a ser la más grande de los Balcanes. Aunque no pueda visitarse por dentro, ver su fachada ya merece la pena. Con sus cuatro minaretes y su impresionante cúpula central, se asemeja bastante a la Mezquita Azul de Estambul.

  • Plaza Skanderbeg

Nombrada en honor al héroe nacional, George Kastrioti Skanderbeg, es el epicentro de actividad de Tirana y donde se encuentran muchos de los atractivos de la ciudad. Skanderberg fue el comandante que evitó la invasión de los otomanos entre 1444 y 1466, invasión que se produjo después de su muerte en 1468 y que se extendería hasta principios del s.XX.

La gigantesca plaza junto a los parques que la rodean forman el espacio peatonal más grande de los Balcanes, una zona perfecta para pasear y despejarse del caos del resto de la ciudad. En la plaza podréis ver la estatua a caballo de Skanderberg, el Teatro Nacional, la Biblioteca Nacional, el Museo Nacional y el Palacio de Cultura. Es muy bonito el mosaico gigante que decora la entrada del Museo Nacional, que simboliza los distintos oficios tradicionales de Albania.

¿Os acordáis de los bunkers construidos durante los ataques de locura de Hoxha? Pues bien, uno de ellos fue reformado para convertirlo en un museo de arte. Situado a escasos minutos de la plaza, BunkArt 2 es el museo perfecto para sumergiros en la trágica historia reciente de Albania. El bunker cuenta con una extensión de más de 3 kilómetros de largo y con varios pisos, su función original era servir como refugio del gobierno.

Uno de los parques que rodean la zona es el Parque Ismail Qemail, que fue el primer ministro en la historia del país. En el parque podrás encontrar otro bunker, un trozo del Muro de Berlín y un monumento elaborado con los restos de una antigua mina. A uno de los laterales del parque se encuentra el Parlamento de Albania.

  • La Pirámide de Tirana

Este edificio diseñado por Enver Hoxha (hija del dictador) fue construido en 1988 en homenaje a su padre, pero con la caída del régimen, el edificio sirvió de todo menos para recordar su figura. Fue centro de conferencias, discoteca, base de la OTAN durante la Guerra de Kosovo… Tras estar en estado ruinoso durante varios años, en la actualidad sirve como un centro educativo para niños. Os recomiendo subir a lo más alto del edificio durante el atardecer, las vistas son una maravilla.

¿Dónde comer?

E esta parte del artículo vamos a conocer algunos de los platos más populares de la cocina tradicional albanesa y dónde podréis degustarla al mejor precio. La gastronomía del país combina la cocina mediterránea con la balcánica, una mezcla con un resultado brutal. El aceite de oliva, el queso, el pescado y las carnes son la base de la cocina tradicional.

El plato nacional es el tave kösi,  cordero horneado en yogur, una combinación extraña a primera vista pero deliciosa. El lugar más típico para comerlo es en la ciudad de Elbasan, muy cerca de Tirana, de hecho, el plato es conocido entre los Balcanes como elbasan tava. Otro plato carnívoro en los menús de casi todos los restaurantes son las quofte, albóndigas de cordero servidas con verduras o con tomate. Pese a que se les llamen albóndigas, estas se parecen más a una salchicha que a otra cosa. Las guofte, la versión albanesa del cevapi macedonio que destaqué en el artículo sobre Skopje (podéis ir a leerlo si todavía no lo habéis hecho…)

En cuanto a opciones vegetarianas, los pimientos rellenos de arroz (speca te mbushur me oriz) son uno de los platos más deliciosos y populares. Algunas versiones incluyen también cordero, pero lo más común es que solo estén rellenos de arroz. Vienen acompañados por queso feta o yogur griego. 

Los quesos albaneses son una maravilla, no dudéis en probarlos si tenéis ocasión, el más conocido es el kackavall. Al igual que en Macedonia del Norte, la opción fast food tradicional que os recomiendo es el byrek, para mí el más rico es el de espinacas. Como curiosidad, Albania es uno de los poquísimos países de Europa en los que no hay McDonald´s, por lo que no perdáis el tiempo buscando uno porque no los vais a encontrar

Pasando al dulce, el postre más famoso de Albania es el trilece, un “tres leches”. Elaborado con leche, nata y leche condensada, se suele cubrir con caramelo con encima, pero la receta varía dependiendo de la región del país. Otro postre típico es el petulla, masa frita con azúcar espolvoreado por encima y con topings de chocolate, mermelada de fresa o queso.

 

Uno de los mejores restaurantes para probar la carne a la parrilla es Zgara te Pazari, un local barato, poco turístico y a escasos minutos andando de la Plaza Skanderberg. Otra opción con éxito asegurado es Oda, donde además de degustar platos por un precio entre 4 y 6 podréis disfrutar de música tradicional en directo. 

Aunque sea un poco más caro que los anteriores, el restaurante Era es otro excelente lugar para degustar comida tradicional. Recordad que en muchos establecimientos no aceptan los pagos en tarjeta, por lo que no os olvidéis siempre de llevar efectivo. Albania es un país increíblemente barato, podrás comer por unos 7con bebida, comida y postre incluido. Además, el trato al cliente es siempre excelente.

En definitiva, Tirana es una ciudad fea y con muchísimo menos que ofrecer que Skopje. Sinceramente no volvería a visitarla otra vez, pero es una parada obligatoria para entender la historia del país. Pese a la modernidad de muchas de sus zonas, la decadencia aún tiene un peso muy grande en la ciudad y se palpa en sus calles, especialmente por el rol de la mafia (de ella hablaré en detalle en el próximo artículo). No nos podemos olvidar que Albania es uno de los cinco países más pobres de Europa. Pese a ello, Tirana refleja modernidad y progreso en muchos aspectos, lo que representa un futuro esperanzador para la nación.