Es cierto que las segundas partes no suelen ser buenas, pero como comprobareis con la continuación del roadtrip, este no es para nada el caso. Tras haber recorrido media Austria, hoy viajaremos por exploraremos los rincones del Norte de Italia que pude descubrir durante el segundo día de viaje. Si todavía no has leído la primera parte, te recomiendo hacerlo para poder seguir el orden de la ruta.
Tras la visita a Innsbruck, pusimos rumbo a Bolzano para visitar la ciudad y pasar la noche allí. No estuvimos mucho tiempo, ya que simplemente la elegimos por su cercanía al destino principal del sábado, las Dolomitas. Pero pese a la breve visita a esta pequeña ciudad entre las montañas, esta fue suficiente para quedarse enamorado de ella. El día comenzó muy temprano, ya que teníamos que aprovechar toda la mañana para poder ver todos los impresionantes lagos y pueblos que se esconden entre los Alpes Italianos. Tras la espectacular ruta por las montañas, volvimos de nuevo a la autopista para dirigirnos hacia Trieste, una de las ciudades más infravaloradas de Italia y la más bonita que he visitado en todo el viaje. Para ponerle el broche final a este increible día, nos despedimos de Italia tras cenar en Trieste y nos marchamos rumbo a Ljubliana. Como hicimos con Bolzano, la capital de Eslovenia fue el destino que elegimos como base para pasar la noche, pero de esta preciosa ciudad hablaré en detalle durante el último capítulo de la serie.
Como siempre, en este articulo os mostraré la mejor manera para llegar a cada destino, cuáles son los monumentos imprescindibles de cada lugar y dónde podreis probar comida tradicional al precio más económico posible. ¡Andiamo!
Bolzano
Cuando piensas en Italia te viene a la mente el Coliseo en Roma, las góndolas de Venecia o la Catedral de Santa María de las Flores en Florencia, no una zona del país donde la mitad de su población habla alemán. Pero lo cierto es que la desconocida región italiana de Tirol del Sur es una de las joyas del país, una región que alberga ciudades espectaculares y paisajes de película. Entre los destinos más populares de la zona sobresale Bolzano, la capital de la región y una de las mejores ciudades para vivir en Italia, como demuestran los rankings anuales.
¿Cómo llegar?
Debido a su localización geográfica, este no es un destino fácil de acceder, al estar bastante alejado de las grandes ciudades. Pese a ello, el viaje en coche hasta Bolzano es de tan solo 1 hora y 45 minutos desde Verona, 2 horas desde Innsbruck, 3 horas desde Venecia y 3 horas y media desde Milán. Por si os decantais por el transporte público, solo hay trenes directos desde Verona e Innsbruck.
Viajar desde España es posible, pero no para todos los bolsillos. No hay ningún vuelo directo desde nuestro país y el precio medio es de 500€ (ida y vuelta)
¿Qué ver?
Bolzano es una ciudad para pasear tranquilamente por sus calles y tomarse algo en sus plazas, ya que la ciudad no tiene muchos monumentos que visitar. La plaza más importante es la Plaza Walther, nombrada en honor al poeta alemán Walther von der Vogelweide y cuya estatua se alza en el medio de la plaza. Allí es donde se monta el mercadillo navideño y se concentra la vida de la ciudad. Justo en frente de esta plaza se encuentra el Duomo de Nuestra Señora de la Asunción, una iglesia de estilo gótico cuyo techo recuerda al de la Catedral de San Esteban en Viena y un poco al de la Iglesia de Matias en Budapest.
Otro lugar que no podeis perderos es el Castillo Roncolo, una joya del s.XIII que alberga el ciclo de frescos profano medievales mejor conservados del mundo. En ellos se representan torneos de caballería o escenas con personajes históricos como el Rey Arturo. El castillo está a media hora andando desde el centro, pero si no os apetece hacer un poco de ejercicio, la línea 12 de autobuses os llevará hasta allí. El precio de entrada es de 8€ para adultos y 5,50€ para estudiantes. En la capilla de San Juan en la Iglesia de los Dominicos también podrás visitar frescos del s.XIV de la escuela de Padua de Giotto.
La calle principal de la ciudad es la Via dei Portici, una calle llena de soportales, casas con fachadas estrechas y muchísimos pórticos, de ahí el nombre de la calle. Una de las plazas con las que conecta esta calle es la Piazza delle Erbe, allí encontrareis puestos de verduras y frutas todos los días. Otra calle muy popular es la Via dei Bottai, que al igual que Getreidegasse en Salzburgo, esta calle es conocida por los letreros de hierro forjado de sus tiendas.
¿Dónde comer?
El choque entre la cultura italiana y austriaca se palpa a la perfección en la arquitectura y ambiente de la ciudad, pero sobretodo en la gastronomía. El plato más típico de Bolzano es el Knödel, unas bolas de pan duro con huevo, mantequilla y jamón curado. El Schlutzkrapfen también es muy popular entre los locales, son raviolis rellenos de queso ricota y espinacas, servidos con mantequilla derretida y queso parmesano por encima.
En cuanto al dulce, como en toda Austria, el Apfelstrudel es un postre que no puede faltar. Un pastel muy típico de la zona y especialmente en estas fechas del año es el Zelten, un riquísimo pastel de frutas y frutos secos muy típico de Navidad.
Las Dolomitas
Nombradas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 2009, las Dolomitas son la atracción principal de Tirol del Sur y uno de los paisajes naturales más espectaculares de Europa. Esta serie de grupos montañosos de los Alpes orientales italianos son conocidos por el característico color pálido de las dolomias, rocas formadas por el mineral dolomita. En total, más de 2.000 montañas forman este conjunto de macizos montañosos de 150 kilómetros de longitud, cubriendo una superficie de casi 16.000 km2.
Si eres amante del senderismo, el esquí o de la naturaleza en general, este lugar te dejará enamorado. Los más de 3.108 km de pistas de esquí han convertido a está región montañosa del Norte de Italia en una de las cunas de este deporte a nivel mundial, de hecho, los Juegos Olímipicos de Invierno de 2026 tendrán lugar allí.
¿Cómo llegar?
El coche es imprescindible para poder acceder a todos los puntos que hay que visitar en la zona, ya que la mayoría son inaccesibles en transporte público. El trayecto en coche hasta las Dolomitas es de 1 hora y media en coche desde Bolzano, 2 horas y media desde Venecia y 3 horas desde Innsbruck, por lo que la escapada a las montañas desde cualquiera de estos tres destinos es totalmente factible. Tened en cuenta que los neumáticos de invierno son obligatorios para circular por las carreteras de las Dolomitas durante esta época del año, al igual que el uso de cadenas en caso de nieve abundante.
¿Qué ver?
Todo el entorno es una auténtica pasada, pero hay determinados lugares que deberiais intentar visitar sí o sí. Os recomiendo los siguientes spots:
- Cortina d´ampezzo
Este pequeño pueblo situado entre montañas es el lugar perfecto donde alojarse si teneis pensado quedaros varios días en la zona, ya que las estaciones de esquí más importantes se encuentran allí. El pueblo es precioso y el paisaje que le rodea es espectacular, es lo que te imaginas si piensas en un pueblo de los Alpes. Como comentaba antes, los Juegos Olímpicos llegarán a las Dolomitas en menos de 3 años, ya que Cortina d´ampazzo es (junto a Milán) la ciudad anfitrionas de la próxima cita olímipica de los deportes de invierno.
- Los Tres Picos de Lavadero
Considerados como el icóno de las Dolomitas, la cima del Lavadero es uno de los lugares que podrás visitar haciendo alguna de las rutas de senderismo por la zona. La ruta es de dificultad media, la distancia total es de unos 9 kilómetros, con una ascensión de 425 metros y con una duración de entre 3 y 5 horas.
La ruta comienza y termina en el Rifugio Auronzo, un recorrido circular donde, además de ver los famosos picos del Lavadero, podreis visitar varios lagos glaciares de la zona y parar en miradores con vistas que te dejarán sin palabras.
- El Lago de Braies y el Lago de Santa Catalina
Este espectacular lago, situado a casi 1.500 metros de altitud bajo el imponente Seekofel, es uno de los paisajes naturales más bonitos que he visto en mi vida. El lago es simplemente espectacular, el entorno, el color del agua y las montañas nevadas de fondo hacen que parezca el escenario de una película. La única pega es que es bastante turístico y hay mucha gente en las horas punta. Además, no hay opción de aparcar en parkings gratuitos porque son todos de pago.
Otro lago impresionante y poco turístico es el Lago de Santa Catarina, situado a tan solo una hora del lago de Braies y a 45 minutos de Cortina d´ampezzo. El agua verde esmeralda del lago, con las montañas de fondo, es una auténtica preciosidad.
Estos lugares son simplemente algunos de los muchísimos pueblos, rutas y lagos que podreis encontrar en las Dolomitas, por lo que no dudeis en investigar más por vuestra cuenta y organizar la ruta como mejor os convenga.
Trieste
Tras la ruta por los Alpes italianos, nos subimos por tercera vez al coche con destino a la última parada del artículo, Trieste. La visita a la ciudad italiana fue totalmente improvisada ya que nuestro destino final del día era Ljubliana, pero al haber aprovechado tanto la mañana, nos daba tiempo a visitar una ciudad más antes de llegar a la capital de Eslovenia. Fue una de las mejores decisiones que pudimos tomar, ya que Trieste fue la ciudad que más me gustó del roadtrip.
Como destacaba en la introducción, Trieste es una ciudad que no recibe el reconocimiento que se merece y que nadie tiene en su lista de destinos a visitar en Italia. La ciudad es ignorada por los turistas al estar a la sombra de su vecina Venecia, pero os aseguro que en los próximos años ireis escuchando el nombre de este destino cada vez más. Debido a su situación geográfica, la ciudad combina la cultura italiana con la austriaca y eslava, una mezcla extraña con un resultado único. De hecho, la ciudad perteneció al Imperio Austro-Hungaro hasta su caida en 1918, siendo la cuarta ciudad más grande del imperio. Trieste ha sido un centro de comercio muy importante durante gran parte de la historia, ya que este era el último punto de la Ruta de la Seda. Lo cierto es que, en mi opinión, la conocida como “ciudad del viento” me pareció una ciudad de 10, un sitio elegante, bonito y con mucho ambiente.
¿Cómo llegar?
La ciudad está a tan solo 1 hora en coche de Ljubliana y Udine, 2 horas de Venecia o Padua y 4 horas de Milán. El viaje en tren desde estos 4 destinos dura practicamente lo mismo que en coche, por lo que viajar en este medio de tranporte es también muy buena opción.
Viajar a Trieste desde España es muy barato, podrás encontrar vuelos entre 35 y 50€ (ida y vuelta) desde Valencia o Barcelona. Como segunda opción teneis volar a Venecia, ya que el precio de los vuelos ambos aereopuertos suelen ser practicamente idénticos y así aprovechais para visitar la ciudad.
¿Qué ver?
La mayoría de monumentos se concentran en el casco histórico, por lo que podreis todos sin tener que recurrir al transporte público. Podeis comenzar el paseo por Trieste desde la Piazza Unitá di´Italia, la plaza abierta al mar más grande de Europa. Allí podreis ver palacios de estilo Art Noveau, edificios gubernamentales, el Ayuntamiento de Trieste y la fuente de los 4 continentes en el centro.
A 10 minutos andando de la plaza, llegareis a otro de los lugares icónicos de la ciudad, el Gran Canal. Construido entre 1754 y 1766, el canal originalmente llegaba hasta la Iglesia de San Antonio, pero esta parte fue cubierta en 1934. En uno de los puentes que cruza el canal se encuentra la estatua en honor a James Joyce, ya que el poeta irlandés pasó 16 años en la ciudad y allí escribió la mayoría de sus primeras obras.
Las mejores vistas de la ciudad se encuentran en el Castillo de San Giusto, lugar donde también podrás visitar la Catedral de Trieste. Para llegar hasta lo alto del monte, os recomiendo ir andando para recorrer las icónicas calles estrechas del casco antiguo y pasar por los clásicos cafés de Trieste o bares donde tomar el aperitivo. Bajando del Monte San Giusto os topareis con el antiguo teatro romano y a quince minutos desde allí llegareis hasta la Sinagoga, la más grande del país.
Si vais a visitar la ciudad más de un día os recomiendo hacer una mini excursión hasta el Castillo de Miramare, la espectacular fortaleza construida para el Archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo en 1860. Su impresionante localización a la orilla del Mar Adriático hace que este castillo sea una de las atracciones turísticas más visitadas de la ciudad. El trayecto es de unos 30 minutos desde el centro de Trieste, la línea de autobús es la 6 y el coste del billete es de 1,5€. La entrada al castillo cuesta 13,50€ para adultos y 3,50€ para estudiantes.
¿Dónde comer?
Después de este intenso recorrido por las calles de Trieste, hay que reponer energía y parar a comer. La influencia de la cultura austro-húngara y eslava también se plasma en la gastronomía local, combiando lo mejor de estas con la cocina italiana.
Uno de los platos más populares es el gnocchi di susine, unos ñoquis de ciruela que combinan a la perfección el salado con el dulce. Aquí tienen su propia versión del goulash húngaro, el gulasch alla triestina, que se diferencia del tradicional por no lleva patata cocida y se sirve con pan. Oto plato típico es el jota, un estofado de judías, patatas, frijoles y panceta. Al ser una ciudad costera, el marisco juega un papel fundamental en la gastronomía local. Si buscas una opción fast food, te recomiendo el pescado frito. Encontrarás varios puestos por la ciudad y es la comida perfecta para salir del paso.
En cuanto al dulce, el strucolo de pomi (la versión local del apfelstrudel austríaco) es una apuesta segura para acompañar con un café, ya que si por algo es conocida Trieste es por ser la capital del café del país. No podreis marcharos de la ciudad sin haber tomado el famoso café triestino. Otro dulce muy típico es el presnitz, un pastel relleno de frutos secos, semillas de amapola y chocolate. Me recordó mucho al bratislavský rožok de Eslovaquia.
Para poder degustar estos platos de la grastonomía local os recomiendo la Osteria da Marino, un restaurante familiar en pleno centro y con buenos precios. El restaurante tradicional con los precios más asequibles es la Hostaria G. Strehler, pero tendreis que reservar con antelación porque suele estar hasta arriba. Un lugar ideal para tomar el aperitivo es el Buffet da pepi, un establecimiento amado por los locales donde podrás probar sus conocidas bandejas de embutido y de cerdo asado. Por último, el lugar perfecto para tomar un café es el Eppinger café, una de las cafeterias históricas de la ciudad donde además sirven postres.
Hasta aquí la segunda parte de este viaje en coche por Europa, nos veremos una vez más en la tercera y última parte de la serie. Como siempre, espero que este artículo os anime a visitar esta parte menos turística de Italia y que os sirva de utilidad, si finalmente pasais vuestras vacaciones allí. Esta parte del roadtrip fue la más espectacular de todas, tenía las expectativas muy altas y aún así se superaron con creces. Italia nunca decepciona y me lo ha vuelto a demostrar, que maravilla de país.