Conocer, reconocer y agradecer es parte fundamental para cimentar nuestra historia.
Hay quien piensa que las cosas suceden porque tienen que suceder. Yo soy más de la opinión de que todo viene de una acción consciente, elegida entre lo aleatorio y la pasividad.
Es por esto que, tanto la puesta en valor de El Camino de Santiago, o la genialidad de crear el globo de papel más grande del mundo, así como el impulso de una Feria Medieval en mi ciudad, Betanzos – aunque seguro hubo ideólogos e impulsores varios – tienen un peso especial los gobernantes que en cada momento y lugar decidieron dar paso y destinar recursos.
Por el camino más universal que nos recorre, apostó el expresidente Fraga; fue D. Claudino Pita el creador del archiconocido globo de San Roque y, los que peinamos canas en la vieja capital del Reino, tenemos claro que lo de la Feria Franca Medieval fue cosa del entonces concejal de Cultura Francisco Díaz Pereira (Pachico).
Es justo agradecer a quien aceptó importar la idea, a todos los gobiernos posteriores que la hicieron crecer y a toda una población que acepta incomodidades unos días para poner nuevamente a Betanzos en el mapa
25 años han pasado ya, que, aunque parecen pocos con los más de 800 que tiene la ciudad, son los suficientes para coger perspectiva de lo que supone este evento en la economía y sentimiento de los que somos y/o estamos en Castro de Untia.
Lo cierto es que la vieja capital del Reino de Galicia se presta para estos menesteres, y no es menos cierto que la población está muy volcada con esos días de recreación. Hay que alegrarse por su buena salud, porque nada se mantiene de un modo tan exitoso sin una apuesta constante y decidida.
Por eso creo que es justo agradecer a quien aceptó importar la idea, a todos los gobiernos posteriores que la hicieron crecer y a toda una población que acepta incomodidades unos días para poner nuevamente a Betanzos en el mapa.
Este año de bodas de plata serán cuatro días de ambiente festivo, con un olor entrañable a antiguo y en un marco de película
Conocer, reconocer y agradecer es parte fundamental para cimentar nuestra historia. La memoria se nutre de múltiples esfuerzos que, sumados, configuran un sentir colectivo característico de lugares con fuerte arraigo.
Este año de bodas de plata serán cuatro días de ambiente festivo, con un olor entrañable a antiguo y en un marco de película. Miles de personas, de forma escalonada, podrán disfrutar de una de las villas medievales mejor conservadas. Ya sé que merece muchos más esfuerzos, pero esta semana eso no toca.
Ya saben que serán bien recibidos. ¡Que la disfruten!