El paro ha subido en 60.404 personas en España, dato muy negativo si lo comparamos con los años previos a la pandemia y el análisis objetivo de la población ocupada vaticina un futuro muy preocupante.
Como cada mes, el Ministerio de trabajo y Seguridad Social ha presentado las cifras de paro del mes anterior, correspondientes a enero. Cifras que han venido en línea con lo esperado. El 2024 ha comenzado con 231.350 puestos de trabajo y la inclusión de 60.404 parados más en las listas de la Seguridad Social. Estas cifras negativas de enero son normales debido a la estacionalidad del fin de la campaña navideña. Sin embargo, la comparativa de estos datos hay que hacerlos con el período prepandemia, y es que entre el 2017 y el 2019 se destruyeron de media unos 185.000 puestos de trabajo, 45.000 menos que este año. Salimos más fuertes.
Los datos de desempleo están “cocinados” para no reflejar los 700.000 trabajadores fijos discontinuos que tienen contrato, pero no tienen trabajo y cobran el paro. Otra cosa “chulísima” más de la ministra Yolanda Díaz.
Cuando se publican los datos de paro, hay que leerlos con la encuesta de población activa (EPA) en la otra mano. Porque los primeros están cocinados para dar la apariencia de normalidad sin incluir cerca de 700.000 fijos discontinuos que cobran el paro, pero no figuran como parados.
Tal es el sinsentido que, ante unos datos malos sin paliativos, desde el Ministerio de Seguridad Social destacan, en su nota de prensa, que la cifra de afiliación media es “la más alta de la serie original en el primer mes del año”. Ya que destacan la cifra de afiliación media, podrían desgranar cuál es la cifra de cotización media; porque de nada sirve que haya muchos cotizantes si el sueldo medio de los empleos que se crean es inferior a la pensión media que reciben los jubilados.
La encuesta de población activa (EPA), relativa al año 2023, fue publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este documento es de obligada lectura para cribar los corruptos datos de empleo emitidos por el Gobierno (ojo, no solamente de este Gobierno, sino también de los anteriores de distinto signo político). La EPA dibuja un 2023 en el que el mercado laboral creó 783.000 empleos, rozando los 21,25 millones de ocupados, y con una tasa de desempleo del 11,76 %, la menor desde 2007, antes de que irrumpiera la crisis financiera.
En España, el sueldo medio de los empleos que se crean es inferior a la pensión media que reciben los jubilados.
Estamos viendo que un dato de récord es que la tasa de paro esté cerca del 12%. Es decir, que la tasa de desempleo estructural de España (cuando funciona a máxima producción) está por encima del 10%. Por comparar, Estados Unidos y Reino Unido tienen una tasa de paro estructural del 3%. Esta diferencia se debe a las paguitas del Estado que desincentivan trabajar, pues económicamente hay una relación similar entre trabajar o no trabajar y cobrar la paguita. Si se eliminaran las trasferencias del Estado a los desempleados se produciría una bajada del gasto público, un aumento de la población activa y una bajada de la tasa de desempleo. El problema sería que es una medida impopular.
Es curioso todas las loas que están recibiendo los datos de empleo. Todos los aplausos vienen desde el gobierno y desde entidades financiadas con dinero público. Ahora bien, vamos a desgranar la realidad que enuncia la EPA. En España, el 36,71% de la población mantiene con su trabajo a 48 millones de personas que viven en el país. En la actualidad, hay 21.246.900 españoles ocupados. De los cuales, 14,4 millones lo hacen por cuenta ajena y 3,2 millones son autónomos. Los 3,5 millones restantes que quedan para completar la suma son funcionarios. Por tanto, sus sueldos vienen de los impuestos que se pagan con el sacrificio de los 17,6 millones de trabajadores anteriormente citados. Tela.
En España hay cerca de 21,5 millones de personas ocupadas, de las que 14,4 trabajan por cuenta ajena, 3,2 millones son autónomos y 3,5 son trabajadores del sector público. Es decir, un tercio de la población sostiene a los dos tercios restantes.
En el gráfico de este artículo, realizado por Ismael Cabrera (@absolutexe) con datos de la última EPA, se puede ver como un tercio de la población mantiene a los dos tercios restantes. Por muy duro que sea este dato, la verdadera dureza es la imagen del político aplaudiendo la realidad del empleo.
Sobre sostenibilidad a corto plazo: hay más funcionarios que autónomos, hay actualmente 8,7 millones de pensiones con una pirámide poblacional invertida, a pensionistas y funcionarios se les actualiza la pensión/sueldo según el IPC que es lo que se les quita a los que trabajan por la subida de impuesto, etc. ¿hasta cuándo puede aguantar este tinglado?
También con la EPA en la mano, podemos ver la única cifra que se considera oficial en este sentido. Hay 1.013.400 personas sin trabajo, a cierre de 2023, que no se consideran parte de la población activa y quedan excluidos, por tanto, de la cifra de paro. El INE los clasifica como “categorías especiales de inactivos” y no se contabilizan en el paro por la definición de parado que da la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Para ser clasificado como parado un ciudadano tiene cumplir tres criterios: I) No haber trabajado en la semana en que se realiza la encuesta, II) Querer trabajar en las dos siguientes semanas a las que se realice la encuesta y III) Haber estado buscando trabajo activamente en el mes anterior a la realización de la cuesta. Si una persona no cumple alguno de esos supuestos, se considera “inactivo”. Un inactivo ha podido ser alguien con una enfermedad antes de la encuesta, por ejemplo.
Hay más funcionarios que autónomos y España cuenta con 8,7 millones de pensiones, cifra que se incrementará exponencialmente en los próximos años. A pensionistas y funcionarios se les actualizan los ingresos según el IPC. ¿Hasta cuándo puede aguantar este tinglado?
En definitiva, hablando en una prosa elocuente: España se va a la mierda. Así que o espabilamos pronto y tomamos consciencia de lo que está sucediendo o nos espabilarán cuando menos nos lo esperemos. Cada uno que tome las decisiones que estime en consecuencia. Puede salir del país para evitar que la caída del Leviatán, como refería Thomas Hobbs al Estado, le salpique; puede empezar a cultivar un mensaje en su círculo inconsciente familiar o de amistades; o con sus acciones puede ser ejemplo para el despertar de terceros. Que cada uno elija su forma, pero desde luego quedarse quieto y no hacer nada es formar parte de esta locura, antes que hacer algo por cambiarla.