Todo indica que el co-alcalde Lage Tuñas empieza a tener dificultades en su proyección como gran gestor y líder político; si hace unos días hablábamos del bochornoso “Encuentros en el descampado” co protagonizado por la revelación de la temporada política, el alcalde de Ourense, Sr. Jácome, ha resultado que este viernes pasado el sindicato nacionalista CIGA escenificaba con una protesta a las puertas del Palacio Municipal su denuncia por un episodio que ponía de manifiesto su desastrosa gestión como responsable de Personal del Concello de A Coruña pero con un cariz tan poco edificante para cualquier político como el del acoso y la persecución a un servidor público, en este caso a una funcionaria.

Obviamente si la presión y la represión sobre un trabajador ya es más que reprobable el asunto nos preocupa mucho más si por encima la víctima de tales comportamientos es una mujer. Vaya por delante que nos cuesta mucho pensar que un representante de un Partido de izquierdas, Partido que además lleva a gala ser defensor e impulsor de los mayores avances que se han producido en este país en igualdad y derechos de la mujer, pueda hacer uso de la condición de género a la hora de represaliar a aquellos que le hacen frente. Es más, si tiramos de información previa podemos encontrarnos con el caso del funcionario responsable de Mercados que fue fulminado por reivindicar su derecho al descanso como miembro de la Asociación de Vecinos del Orzán, y ello podría servirnos para tirar por tierra la posible misoginia del politólogo barbanzano.

Aunque su tosco, soberbio, grosero y hasta impertinente lenguaje en sus declaraciones e intervenciones plenarias es de todos conocido, y desde Jorquera hasta Iago Martinez pasando por Miguel Lorenzo o Roberto Rodríguez han sido blancos del mismo, algo nos ha llamado poderosamente la atención: su comportamiento respecto de varias concejalas compañeras de Corporación.

El episodio del cese de la concejala de Empleo, Eva Martínez Acón, supuso un auténtico culebrón que llenó páginas de medios de comunicación y de redes sociales; la presencia de esta concejala le resultaba del todo inconveniente al intrigante co-alcalde en su camino hacia el control del Partido, dado que la señora Acón era la máxima responsable del mismo a nivel local, condición ésa que le sirvió para acceder al puesto de concejala, junto con su cerrado
apoyo a Pedro Sánchez en su campaña de Primarias que éste no olvidó, mientras que parece ser que el presidente del Gobierno no siente simpatía alguna por el de Outes. Tras un repaso por la hemeroteca y las redes de esos días, la cantidad de lindezas que el de Outes vomitó contra esta señora no tiene antecedentes; sin embargo ante esta condenable actuación obtuvo como respuesta una actitud leal y hasta responsable de la vapuleada concejala
manteniéndose en su escaño hasta el final del mandato sin romper la disciplina de voto ni alzar la voz contra ninguna medida o proyecto del Gobierno al que ya no pertenecía.

Otra concejala que recibió las despectivas palabras y malas formas del portavoz de la co- alcaldesa Rey-ná, fue la popular Rosa Gallego a la que, entre chascarrillos desafortunados y epítetos inapropiados, todos ellos envueltos en un tono de displicencia y “perdonavidas”, no dejó de mencionar ni en un solo Pleno fuera o no la portavoz de su Grupo o la interlocutora en ese momento. Sin duda alguna la gran preparación y experiencia de la concejala popular junto
con su incisivo lenguaje la hicieron blanco de la desproporcionada reacción del co-alcalde.

Tampoco la señora Faraldo se quedó sin su dosis de velados -y no tan velados- insultos; en nuestro trabajo de bucear en redes y hemeroteca nos hemos encontrado con al menos tres durísimas intervenciones de Lage Tuñas mofándos de la inexperiencia de la portavoz de Podemos al corregirle en tono inadecuado. Hay quien asegura que incluso a la concejala se le llegó a quebrar la voz, siendo por ello posteriormente apoyada solidariamente por varias
concejalas, algunas de ellas del propio grupo socialista.

Obviamente con las señoras Veira del BNG y García de la Marea Atlántica el asunto fue por otros derroteros puesto que le hacían falta sus votos, pero ya vemos por los recientes zascas que pronto olvida el señor Lage los apoyos recibidos.

La responsable de Deportes, señora Martínez, no fue una excepción, y aunque en un primer momento mantuvo una actitud que parecía cordial y cercana hacia ella, seguramente porque ya mascullaba entre sus activas neuronas algún tipo de entendimiento estable con la ex de Ciudadanos, pronto cambiaría su actitud al demostrar la concejala que sabía pensar y trabajar por sí misma, algo que sin duda molestó al co-alcalde, puesto que algunas informaciones nos han llegado del Palacio “imperial” de áridos enfrentamientos entre ambos y sobre todo por la falta de empatía que demostró hacia ella cuando su incorporación al Gobierno Municipal fue cuestionada judicialmente.

Pero sin duda alguna el episodio más vergonzoso y sonado que se produjo en el pasado mandato, que mantuvo en vilo a la prensa, fue el protagonizado con su compañera Esther Fontán que tuvo que ser hospitalizada de urgencia con una severa crisis de ansiedad. Nos cuentan quienes conocen a la ex edila de Medio Ambiente que debió ser un hecho especialmente duro puesto que la señora Fontán no carece precisamente de carácter y experiencia. Sin embargo a día de hoy ninguno de los protagonistas ha desvelado los entresijos de lo ocurrido, pero sí se han deslizado algunos sórdidos detalles procedentes precisamente del Palacio Municipal; en ese sentido se nos dice que la concejala fue increpada duramente utilizando un lenguaje absolutamente ofensivo donde los insultos y los gritos fueron la norma
a seguir por el co-alcalde. Se nos ha ocurrido deducir que puesto que su compañero Díaz Villoslada había dimitido en esos días, esta furibunda reacción por parte del señor Lage perseguía hacer un 2 x 1, es decir que la señora Fontán, harta de la situación dimitiese también; si esa era la intención, nada más lejos, la ya ex edila aguantó hasta el último día del mandato y por lo que parece defendiendo con uñas y dientes su posición, aunque finalmente
no sabemos bien si por decisión del de Outes o por la de ella ya no forme parte, al igual que
Villoslada y Acón del selecto club del co-Reynato.

De todo lo relatado no puede inferirse que el señor Lage tenga un comportamiento machista, pero de lo que no cabe la menor duda es de que si con todos sus adversarios mantiene una actitud y comportamiento soberbio a la par que garrulo, inapropiado y grosero, todo ello se acentúa cuando la pieza a derribar es una mujer.

Lamentable ejemplo para un Gobierno Municipal liderado, al menos en el papel, por una mujer, lo que vendría a ser un ejemplo de la expresión acuñada por Adolphe Thiers de “(la) Rey reina pero no gobierna”.