Una cosa es ser respetuoso con el diferente y otra cosa, bien diferente, es bajarse los pantalones asumiendo una financiación singular para Cataluña que discrimina a la mayoría de territorios.
Ser capaces de ponernos en el sitio del otro no es algo que practiquemos lo suficiente. Si ya nos cuesta acertar con lo que más nos conviene, puede parecer una osadía conseguirlo para quienes desempeñan otro rol en cualquier organización.
Saber para que estamos, ser firme en los límites, respetuoso con el diferente, flexible y empático es siempre preciso para encontrar caminos de convivencia que nos permitan avanzar. ¡Otra cosa es bajarse los pantalones! Porque la singularidad catalana de la que quieren convencernos no es más que eso.
Por eso, ahora intentan que el reparto sea general, aunque sin contar con nadie. Atajar con el café para todos nunca acaba de cerrar los problemas y, por lo que se ve, tampoco contenta a quien se le compró a cambio de conseguir ventaja.
Vivir de la guerra, de la humillación o del ventajismo nos ha traído hasta aquí y no veo una salida digna para quienes emprendieron ese camino
Estamos en un tiempo en donde muchos actores han convertido al conflicto en un fin en sí mismo y, más allá de esa disputa, no plantean ningún horizonte realizable. Vivir de la guerra, de la humillación o del ventajismo nos ha traído hasta aquí y no veo una salida digna para quienes emprendieron ese camino.
Fue fácil fijar el objetivo de conseguir la investidura como si no hubiese un mañana, pero es que todo va muy rápido y ese mañana ya es hoy. Con la legislatura bloqueada en este momento, no parece posible aquello de la geometría variable. En ocasiones, hay que pararse y aceptar que el momento no era el de uno, pero no se hizo.
La política con mayúsculas se abre paso cuando uno acepta no sobrepasar ciertos límites que tirarían por tierra tu ideología, tus compromisos y tu razón de ser como Organización. Evidentemente, ese no es el escenario de hoy.
Hoy estamos viviendo con toda la crudeza lo que es aferrarse al poder y pervertirse hasta donde sea necesario con el fin de permanecer
Hoy estamos viviendo con toda la crudeza lo que es aferrarse al poder y pervertirse hasta donde sea necesario con el fin de permanecer. Los más ingenuos se consuelan con eso del mal menor, por lo de que no gobiernen los otros, como si permanecer en el poder a cualquier precio no les entrañase ningún peligro.
En fin, que estamos en tiempos de mercadeo a cuenta de las financiaciones autonómicas y, presiento que a la ministra del ramo le ha tocado un papelón. Se va a dejar algo más que las uñas en la empresa de tapar lo inconfesable, y que parezca que todo ya era lo planificado antes de que Waterloo entrase en nuestras vidas.