La catastrófica gestión del anterior director de Correos, que generó un agujero de 1.200 millones, precisa de un rescate de entre 3.000 y 4.000 millones para garantizar su sostenibilidad
El Gobierno de España anunció la inyección de capital a la empresa pública Correos por valor de entre 3.000 y 4.000 millones de euros. Esta medida responde a la situación de quiebra técnica en la que se encuentra la empresa, después de la gestión de Juan Manuel Serrano. Durante la gestión del exjefe de gabinete de Pedro Sánchez, Correos perdió 1.200 millones de euros dejando la empresa en necesidad de ser rescatada.
Juan Manuel Serrano cobró cerca de 1 millón de euros, durante los 5 años que estuvo al frente de Correos, a pesar de no tener cualificación para el cargo. Este “dedazo” responde a que Juan Manuel Serrano apoyó al actual presidente de España en su ascensión en el PSOE. La consecuencia de colocar a alguien que ha demostrado una incompetencia sobrevenida es que ahora todos los españoles tienen que pagar las ineptitudes ajenas en la empresa pública.
Juan Manuel Serrano estuvo al frente de Correos 5 años, dejó un agujero de 1.200 millones y ahora Pedro Sánchez se ve obligado a inyectar entre 3.000 y 4.000 millones para evitar la quiebra de la empresa pública
La dotación presupuestaria que el Estado dedicará a Correos es entre 3.000 y 4.000 millones de euros en el horizonte 2025-2028, a razón de entre 1.000 y 1.250 millones por ejercicio. Por ponerlo en perspectiva, el presupuesto total para el mantenimiento de carreteras del Estado asciende a unos 1.300 millones de euros al año. Por ello, cuando el contribuyente observe baches y problemas de mantenimiento en las carreteras, tiene que ser consciente que hay dinero, pero que ha sido destinado a Correos porque alguien elegido a dedo quebró la compañía.
Es muy común en España, independientemente del partido político que gobierne, privatizar las ganancias y socializar o hacer públicas las pérdidas. No parece que vaya a haber ningún tipo de castigo, ni para el máximo responsable de estas pérdidas ni para la persona que lo eligió. Adicionalmente a salvar la empresa pública, también hay que invertir en el reposicionamiento de esta, así como en ganar la cuota de mercado perdida.
Correos tiene que competir con Amazon y otros, como Uber o Glovo, en el negocio de la paquetería y necesita ponerse las pilas
En la empresa privada, la inversión de 3.000 o 4.000 millones de euros debe ir aparejada a la consecución de una rentabilidad. Correos debería generar rentabilidad después de semejante inyección pública. El problema es que Correos tiene que competir, entre otros, con Amazon u otros jugadores que están entrando en el mercado de paquetería como Uber o Glovo. Es francamente complicado que Correos pueda competir con estas empresas debido, sobre todo, a la cultura de esfuerzo que tienen los diferentes competidores en su sector.
Se antoja que los 3.000 o 4.000 millones de euros van a ser fondo perdido y que no van a generar ningún tipo de rentabilidad. Muchas voces opinan que esta dotación presupuestaria se puede destinar al mantenimiento de carreteras o de ferrocarriles, también cercano a 1.200 millones de euros al año y que aliviaría los problemas que está teniendo la red Estatal de ferrocarriles.
Los 1.200 millones al año que se van a destinar a Correos, también se precisan para el mantenimiento de las carreteras o d ellos ferrocarriles en España
¿La solución? La escisión de Correos en dos empresas. Una que conserve los valiosos activos inmobiliarios que atesora la entidad y que podría explotarlos enajenándolos o rentándolos a terceros. La otra empresa, que sería exclusivamente el negocio de paquetería, hay que estudiar un plan de viabilidad a medio y largo plazo. No existe ninguna excusa plausible por la cual haya que mantener un negocio público deficitario en la gestión de mensajería o paquetería. Es hora de cambiar el rumbo y lograr que se remonte la situación de continuas pérdidas.
Como Correos hay multitud de empresas, organismos y fundaciones públicos que son deficitarios y que se sustentan a base de inyectar fondos públicos. El problema es que esos fondos públicos deberían ser destinados a otros menesteres realmente necesarios. Cuando un contribuyente disfrute de interminables listas de espera en sanidad, no tenga una plaza para su hijo en la escuela infantil o en el colegio, espere 2 años a un fallo judicial, su tren de Renfe llegue 1 hora tarde o se le rompa la suspensión de su coche por los baches en la autovía; pregúntese si su dinero está siendo empleado de forma eficiente.