Y va a resultar que la Cena del Deporte es equiparable nada menos que a la celebración del Día das Letras Galegas, sin duda alguna otra “boutade” más de nuestra egregia regidora. Tal declaración saliendo de su boca no sorprende puesto que con frases para la posteridad política ya nos está mal acostumbrando la señora Rey, tan lejos de nuestra memoria no queda todavía aquello del “establo y la vaca”. No le vendría mal a doña Inés pensar antes de hablar, en lugar de hablar antes de pensar.

Pero frases más o menos afortunadas al margen, dos asuntos deben destacarse de este affaire de la polémica Cena: la comparación y la ética.

Nuestro Día das Letras Galegas es una fiesta de carácter autonómico que, aunque parezca innecesario y absurdo el traerlo a colación, SIEMPRE cae en 17 de mayo, fecha escogida en conmemoración de la primera publicación en 1863 de la obra Cantares Gallegos de Rosalía de Castro; por el contrario la Cena del Deporte se celebra siempre al finalizar el curso en las escuelas deportivas, o sea a finales de junio. Pero lo grosero de la comparación radica precisamente en la motivación de ambas fechas, por un lado una vinculada a nuestra identidad, cultura e historia como pueblo, y la otra, un festejo de carácter sectorial para usuarios de un servicio municipal. Ya que hablamos de deporte, bonito patinazo. 

La argumentación de la comparación de fechas está pues aclarada. Pasemos ahora a la ética.

Suponemos que tal desafortunada comparación por parte de la regidora surgió en un arranque de efervescencia personal al comprobar que la Junta Electoral le retiraba la razón a su futuro socio de Gobierno (si los coruñeses no lo remedian), señor Jorquera, que había denunciado el carácter electoralista de la convocatoria del evento. Pero aunque tal convocatoria sea legal ¿es ética? Mejor será dejar al lector que saque las conclusiones por sí mismo:

  • se celebrará justamente una semana antes del comienzo de la campaña electoral;
  • sostiene la alcaldesa que el festejo se adelantó a petición de los usuarios; quizás un poco de prudencia en esta afirmación hubiera sido de agradecer, dado que los primeros sorprendidos por el adelanto de la convocatoria, del medio por el que se hizo (WhatsApp de los monitores) y la premura para anotarse, no parece obedecer a una solicitud por parte de los mismos…¡Ay, señora Rey, cuidado con las mentirijillas, acuérdese del señor Borrego y su ausencia de un acto!
  • congregará a un importantísimo número de coruñeses y coruñesas en el Pabellón de Riazor;
  • habrá música, gastronomía, regalos y saludos por las mesas, sino cae una de sus consabidas y sorprendentes intervenciones, que por el bien de los oídos y el pudor de los asistentes, esperamos que no se marque una canción y un baile similares a los del pasado martes de Carnaval; o sea estaremos en una repetición de la versión populachera de la señora Rey recordándonos lo bien que lo ha hecho como alcaldesa y que a ella le gustaría tanto repetir como al asistente la fiesta.

Sin querer influir en las conclusiones de nadie, la convocatoria de esta Cena, al igual que todas las de estos días tienen un evidente tufillo electoralista más que festivo. 

Bien es verdad que al humilde ciudadano siempre la queda aquello de disfrutar y luego hacer con su voto lo que estime conveniente, puesto que de ser estúpido a parecerlo hay una importante diferencia, aunque las decisiones de nuestra festeira regidora nos puedan a veces sembrar una duda más que razonable respecto de ella.