Continúa el cierre de empresas importantes en España y Yolanda Díaz sube unilateralmente el Salario Mínimo Interprofesional sin escuchar a los representantes de la patronal.
En una misma semana se han publicado dos cierres relevantes de fábricas alimentarias, la de Danone en Barcelona y la de Bimbo en Alicante. En total unas 270 personas se verán afectados por estos cierres. Paralelamente el Gobierno anunció unilateralmente, sin contar en la negociación con la patronal, una subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de un 5% hasta los 1.134€, en catorce pagas, o 15.876€ anuales. Si bien las tres noticias no tienen relación directa (o al menos inmediata), son ejemplificadores perfectos del modelo económico hacia el que se dirige España.
Comencemos por los cierres de fábricas. Las empresas que están cerrando las fábricas no son PYMES, se tratan de Bimbo y Danones, colosos de la alimentación nacional y marcas bien posicionadas en el mercado. En ambos casos, la razón del cierre dada por las empresas es la misma: “la reducción en el consumo de sus productos y la necesidad de racionalizar costes”. Recordemos que el sector de la alimentación es por definición un sector defensivo, quiere decir que, ante los ciclos económicos bajistas, se comporta de manera más resiliente. A su vez, dentro del sector de la alimentación, hay productos más defensivos, que se resumirían por los bienes básicos, que son los que toda la población sigue comprando para poder comer independientemente de su situación económica.
El cierre de la fábrica de Danone en Barcelona y la de Bimbo en Alicante deja sin trabajo a 270 personas.
En el caso de Danone y Bimbo, sus productos se enmarcan en los bienes “prescindibles”. Bimbo mayoritariamente fabrica “snacks” y Danone mayoritariamente fabrica lácteos. El síntoma de que ambas empresas vean reducir el consumo de sus productos se debe al cambio en el comportamiento de compra de los consumidores, debido al aumento de precios de los alimentos. Antes, si el cliente del supermercado tenía un presupuesto dado, adquiría su nutrición básica y adicionalmente añadía a su carro de la compra productos no básicos, como pueden ser los de Danone o Bimbo. Lo que ha sucedido es que ya solamente los productos básicos cubren la totalidad del presupuesto de compra, por lo que los productos no básicos se quedan fuera de la elección de compra por parte de los consumidores.
Y lo peor, es que esta situación no parece que vaya a mejorar, pues el hecho de que cada vez el poder adquisitivo sea menor se relaciona con la subida del SMI y la pérdida de productividad. Pero, si suben el SMI un 5% ¿entonces habrá un estrato poblacional que tendrán mayor poder adquisitivo? Lamentablemente la respuesta es un no rotundo. Siguiendo ese razonamiento, el Gobierno podría imponer un SMI de 2.500€ en España para solucionar los problemas. Pero no lo hace por qué no es la solución.
La disminución del consumo por el alza de precios y el aumento de los costes salariales está influyendo en la decisión de cierre de empresas, mientras Yolanda Díaz no toma ninguna medida.
Hemos empezado con el cierre de fábricas. Supongamos ahora en este ejemplo que siguen abiertas. Supongamos que las fábricas pagan a sus empleados el SMI; de golpe, las fábricas ven sus costes operativos aumentar. Pero sus costes operativos no aumentan en un 5% (que es lo que aumenta el SMI), sino cerca de un 7%, porque las cotizaciones sociales también aumentan. Y en el caso del empleado, se piensa que su sueldo va a subir un 5%, cuando no es cierto, ya que tiene que pagar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) de manera que la subida de su sueldo se queda más cerca de un 3%. Por lo tanto, ¿quién es el principal ganador de la subida del SMI? El Estado, que se queda con los impuestos de la subida obligada por él mismo.
El Ministerio de Hacienda se queda con una parte de la subida del SMI y la Seguridad Social con la subida de las cotizaciones sociales. El Estado siempre gana y empresas y trabajadores pierden.
Siguiendo con el ejemplo de las fábricas, sus costes operativos han subido un 7%, de manera que, para mantener sus márgenes, repercute esa subida de costes y aumenta el precio de sus productos en un 7%. A este precio aumentado hay que aplicar el IVA, por lo que el consumidor final ve que, gracias al SMI, el producto de las fábricas ha subido un 8,5% su precio, mientras que a él le han subido el sueldo un 3%. Es decir, el trabajador de la fábrica que compra los productos que ésta hace, ha perdido un 5,5% de poder adquisitivo, gracias a la subida del SMI del 5% obligada por el Gobierno.
En el sector de la alimentación se trabaja con márgenes muy reducidos y el consumidor final es sensible a los aumentos de precios. Al haber aumentado un 8,5% los precios de sus alimentos, los consumidores los comprarán menos, por lo que al final la fábrica acabará cerrando. Y es así como se relaciona que la subida del SMI causa cierres en sectores donde los costes no se pueden repercutir al cliente final. También, como se ha demostrado en el ejemplo, la subida del SMI genera inflación, que precisamente es algo que el Banco Central Europeo está intentando evitar.
Se da la paradoja que el ciudadano entrega el voto al partido político que ha promovido esta medida, a cambio de la destrucción de su poder adquisitivo en el corto, medio y largo plazo.
Entonces, si es tan malo ¿por qué se sube el Salario Mínimo Interprofesional? Porque es una medida populista enfocada en una población que no tiene suficiente formación, financieramente hablando. Se da la paradoja que el ciudadano entrega el voto al partido político que ha promovido esta medida, a cambio de la destrucción de su poder adquisitivo en el corto, medio y largo plazo.
¿La solución? Teniendo en cuenta que en España la mayoría de los trabajos son del sector servicios, con un bajo grado de cualificación, hay dos posibles soluciones: la rápida y la lenta. La rápida sería la eliminación del Salario Mínimo Interprofesional para que España vuelva a ganar productividad. No se puede pagar 1.134€ al mes en catorce pagas (sin contar el coste de empresa) a empleados que generan lo mismo; la consecuencia rápida es la destrucción de empleo, por lo que si se elimina el SMI se crearía empleo rápidamente. Con la salvedad de que habría que eliminar también el sistema de paguitas, que desincentiva que la población pueda entrar en el mercado laboral, puesto que las transferencias del Estado son un 80% del sueldo medio en trabajos de baja cualificación.
La solución lenta sería la apuesta por un modelo laboral de alto valor aportado. Para ello, hay que apostar por una educación que esté ligada a la demanda laboral para crear oportunidades de trabajo de alta cualificación. Habiendo alta cualificación, el Salario Mínimo es innecesario. Con la salvedad que habría que bajar impuestos para retener el talento y que no huya por el expolio que sufre.
Y, por último, se encuentra la solución verdadera, sin que sea rápida ni lenta, que pasa por que la población tome consciencia de que rojos y azules están jugando a un juego para polarizarlos y evitar que vean la realidad. España se está jugando mucho, porque si no tomamos consciencia del momento en el que vivimos, ya no solo nosotros, sino las siguientes generaciones lo van a pagar caro. Ya no apelo a su sentido común, apelo a su conciencia.