En la noche del viernes 30 de junio se mascó la tragedia en la plaza de Vigo. Una caída de cascotes del edificio que hace esquina con la calle Menéndez Pelayo se saldó con dos heridos leves. El balance pudo ser mucho peor, ya que el desprendimiento de un trozo de la cornisa del último piso cayó justo al lado de la terraza del Central Park, en una zona muy concurrida debido a la existencia de varios locales de hostelería. Los cascotes se desprendieron y, de milagro, rebotaron contra la fachada en vez de caer a plomo sobre las personas que se encontraban en la terraza y en las inmediaciones del local de hostelería.

La comunidad de vecinos del edificio era consciente desde noviembre del pasado año de la existencia de grietas en la cornisa, pero los trámites administrativos necesarios de redacción del proyecto, obtención de licencia municipal y contratación de la obra de rehabilitación de la fachada han retrasado la solución y se ha puesto en riesgo la vida de las personas.

El problema es que no se han establecido licencias exprés para este tipo de situaciones urgentes, ni siquiera cuando hay Orden de Ejecución, y tampoco hay seguimiento en el área de Urbanismo para comprobar que se han realizado las obras para solucionar este tipo de problemas. Si el edificio esta catalogado, hay que añadir la demora correspondiente para obtener el preceptivo informe de la Comisión Territorial de Patrimonio Histórico de A Coruña, que no tienen en cuenta ni siquiera la urgencia de la actuación para sanear la fachada y evitar la más que probable caída de cascotes a la vía pública. El concejal Fran Dinís Díaz Gallego ha asumido las competencias concretas de Urbanismo, Rehabilitación, Vivienda y Edificación en el nuevo gobierno de Inés Rey. Muchas voces consideran que ha sufrido un duro castigo al perder las competencias de infraestructuras y movilidad respecto al anterior mandato, pero también es cierto que es una gran oportunidad para demostrar su capacidad de gestión y poner solución al problema endémico de los retrasos en la tramitación de licencias municipales.

Este problema lleva muchos años sin resolver y ha sido denunciado de forma reiterada por asociaciones como ASCEGA, muy combativa en esta cuestión durante años, que incluso ha llegado a sortear un jamón entre los afectados que más tiempo llevaban esperando por una licencia municipal, o por APROINCO, cuyo secretario general, Juan José Yáñez, realizó unas duras declaraciones el pasado mes de marzo en COPE Coruña y mostró su descontento por el incumplimiento de Inés Rey de impulsar una plataforma telemática en el pasado mandato para agilizar la tramitación de licencias, señaló que incluso la gestión había empeorado, denunció los criterios arbitrarios que se utilizaban en el área municipal de Urbanismo para tramitar las licencias y lamentó la indefensión en la que se encontraban las empresas ante esta situación caótica.

Es un clamor entre las empresas y profesionales la necesidad de impulsar de forma urgente una plataforma telemática de solicitud y seguimiento de licencias municipales; por cierto, una promesa de nuevo contemplada en el acuerdo de investidura PSOE-BNG como “proyecto a medio plazo”, pero la clave para empezar a solucionar la gestión errática de licencias es abordar cambios profundos y urgentes en la cúpula de Urbanismo.

Se necesitan personas responsables que coordinen a los técnicos, que fijen criterios homogéneos para la tramitación de las licencias, que establezcan los planes y objetivos para lograr plazos razonables y que realicen el seguimiento de la gestión. Esta en juego la sostenibilidad del sector de la construcción y rehabilitación, de los negocios y de la economía local en general e, incluso, de la seguridad de los ciudadanos gracias a una adecuada gestión de las ITEs (Inspección Técnica de Edificios) para que no se repitan episodios como el de la caída de cascotes de la plaza de Vigo.