La continua subida de precios provoca que cada vez más ciudadanos tengan que compaginar dos empleos para poder llegar a final de mes.

La inflación desde la pandemia ha hecho que muchos ciudadanos españoles vean reducido su poder adquisitivo. Ante esta situación las consecuencias van desde buscar un nuevo trabajo con más renta, compaginar con otro trabajo el ya existente o incluso financiar los gastos que no se pueden asumir. Todo ello lleva a contrastar los datos del Ministerio de Trabajo: aumento en el número de cotizantes (que no tienen por qué ser cotizaciones únicas de personas), así como el aumento de contratos de trabajo. Y no son buenas noticias.

Según el informe del, todavía independiente, Banco de España titulado “La reacción de los hogares ante el repunte de los precios en España y en la Unión Económica y Monetaria”; los españoles en búsqueda de un segundo empleo para paliar la subida de precios han aumentado un 7% en un año frente al 1% de aumento en los países comparables europeos. El colchón de liquidez generado en la pandemia se va reduciendo y eso hace que cada vez más ciudadanos tengan que compaginar dos empleos para poder llegar a final de mes.

Buscan segundo empleo las personas entre 25 a 35 años, que viven de alquiler y con trabajo de baja cualificación.

El sustrato de población que está buscando un segundo empleo son los ciudadanos de 25 a 35 años que viven de alquiler y que tienen trabajo de baja cualificación o estudios universitarios mal remunerados. Este hecho hace que se esté incluso utilizando el crédito para llegar a final de mes, lo que implica claramente “pan para hoy y hambre para mañana”. Sin embargo, que haya personas con dos trabajos es algo todavía residual, ya que este hecho no hace más que demostrar la baja productividad que tiene España.

Que los sueldos sean bajos implica dos cosas: unos costes sociales altos, pero sobre todo un valor añadido por empleado bajo. Y España lleva en esta dinámica desde 2008. Hasta tal punto es preocupante que en mediciones relativas para comparar países, como es el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita, naciones como Lituania, Estonia y Eslovenia superan en PIB per cápita a España y Portugal o Polonia lo harán próximamente. Y todo porque la productividad y el empleo lastran a nuestro país. Obviamente España tiene una productividad por trabajador menor a todos sus comparable en la Eurozona (Alemania, Italia o Francia).

España es la “campeona” en paro juvenil y la jornada real de trabajo se sitúa en una media de 36 horas semanales, dos menos que en 2008.

Por poner un ejemplo, la jornada real de los trabajadores españoles se sitúan en 36 horas, dos horas menos que en 2008. Lo que puede ser un triunfo para determinados sectores políticos, objetivamente implica menores horas de trabajo para la economía y, en consecuencia, menor productividad. Así se explica que, a pesar de las “históricas” cifras de empleo, las horas trabajadas todavía no hayan superado las cifras de prepandemia. Y esto recordando que España es campeón europeo de paro en jóvenes y es segunda en datos de desempleo cuando contamos las cifras sin maquillar (incorporando los contratos de fijos discontinuos).

España tiene que reducir las tipologías de contratos, publicar las cifras correctas para poder hacer un análisis no sesgado, reducir las cotizaciones sociales y deflactar los impuestos para poner solución a sus problemas estructurales.

En definitiva, que cada mes, en la presentación mensual de los maquillados datos de paro, el Ministerio de Trabajo saca pecho por la situación vergonzosa de España. La foto estructural del mercado laboral en España necesita importantes ajustes que tendrían que ir en la dirección de: 

  1. reducir las tipologías de contratos, 
  2. publicar las cifras correctas para poder hacer un análisis no sesgado, 
  3. reducir las cotizaciones sociales y 
  4. deflactar los impuestos. 

Con todo ello se podría empezar a revertir los problemas estructurales que tiene España. Aún así, siendo problemas estructurales, pasarían unos años hasta que se volvieran a ver verdaderos brotes verdes.