No se me ocurre otro calificativo mejor. Bueno, sí se me ocurre, pero no puedo expresarlo porque entonces no publican mi denuncia.
Me encontraba la semana pasada dando mi paseo matutino, cuando me encuentro con una exposición de paneles en los Cantones. Allá me voy a ver en qué consistía, pensando que se trataba de una exposición de fotografía.
Cuando llegué me quedé estupefacto. Una serie de paneles sobre la catástrofe del Prestige delante del Obelisco, más de 20 años después de la nefasta catástrofe. La impulsa una ONG con el dinero del gobierno de España (es decir, con nuestro dinero).
Y yo me pregunto ¿a qué viene a estas alturas volver a rememorar este infausto recuerdo? Y enseguida me contesté: “Estamos en campaña electoral a la Xunta de Galicia y Pedro Sánchez quiere echar chapapote en el terreno de juego”.
Es tremendo. ¿De verdad se piensan que todos los gallegos somos borregos y que van a influir en el sentido de nuestro voto con este burdo y chabacano intento de manipulación? ¿Cuánto costó esta exposición? ¿En cuántas ciudades gallegas se expone? ¿Qué pinta la Junta Electoral que no impide esta grosera maniobra electoral, pagada con el dinero de todos los contribuyentes?
Lo más triste es que, con todo el descaro del mundo, están intentando equiparar la llegada de unas cuantas bolitas de plástico a las playas del norte de España con la catástrofe del Prestige. Como decía aquel famoso anuncio: “Yo no soy tonto”.
Y como el karma existe, cuando pasé por la tarde por el mismo lugar, se había levantado un vendaval y los paneles estaban tumbados y atados a una farola. Una clara señal en los morros de los eternos manipuladores, que solo saben ganar haciendo trampas.
Una última pregunta al gobierno de Sánchez. Si mañana sucede otro accidente de un petrolero frente a las costas gallegas: ¿Está el gobierno central preparado para hacer frente a los terribles efectos de la contaminación en nuestras playas? La respuesta es simple. Por supuesto que NO está preparado, ni tienen medios suficientes, ni un plan para paliar los efectos de la contaminación. Y la muestra de que esta afirmación es cierta se ve en la inacción del gobierno central ante la llegada de las bolitas de plástico a nuestras costas y a las de Asturias, Cantabria y País Vasco. Si no pueden impedir la llegada de unos cuantos sacos de bolitas de plástico a nuestras playas, menos lo podrán lograr con un vertido de petróleo.
LVF (A Coruña)