El BNG apoya la manifestación de Bildu en la que exige la liberación de los etarras que asesinaron a 858 personas inocentes y también la amnistía que borra los delitos de los prófugos catalanes.
Lo de BILDUGA lo inventó Federico Jiménez Losantos durante uno de sus programas matutinos en esRadio y nos parece un acrónimo que viene al pelo si observamos las derivas nacionalistas e independentistas del partido liderado por Ana Pontón y supervisado por los “gudaris” de la Unión do Povo Galego (UPG), fundado en 1964 y que desde 1982 maneja el volante del BNG. La UPG no engaña a nadie – que no quiera engañarse – y se definen como “comunista patriótico, porque asume la lucha de liberación nacional”, según el artículo 1 de sus estatutos. Es decir, su meta es la independencia de Galicia y su transformación en un Estado socialista.
La candidata del BNG a la Xunta de Galicia, Ana Pontón (Sarria, 1977), marioneta en manos de los ultras de la UPG y del sindicato nacionalista CIG, lleva veinte años viviendo de parlamentaria o, lo que es lo mismo, viviendo de los impuestos de todos los gallegos como diputada, y es la más antigua del Parlamento pese a su aparente juventud.
Su estrategia es clara. Se trata de poner una piel de cordero por encima de la realidad que marca la UPG y la CIG. Pontón es la cara amable del nacionalismo ultramontano y medirá en las urnas, el 18 de febrero, el nivel de credibilidad que todavía le pueda quedar ante la ciudadanía gallega que ya sabe que ha sido la candidata de los independentistas aliados de Bildu en 2016 y en 2020.
La UPG y la CIG guían con mano de hierro los pasos de la candidata Ana Pontón, que trata de dar una imagen amable y moderada.
Detrás de su sonrisa y de los manidos tópicos, con los que intenta surfear cualquier polémica, se encuentra el ala más radical del nacionalismo gallego. Como ya hemos comentado, la UPG es el partido guía que controla al BNG con la llamada “Junta de los Coroneles”, un reducido grupo de octogenarios que, al modo y manera del Partido Comunista Chino o el politburó comunista soviético, marca el camino ideológico a seguir por la candidata nacionalista.
Ultras como Paco Rodríguez o Néstor Rego se esconden detrás de la cara amable de Ana Pontón para ocultar sus pactos con los enemigos de la igualdad entre territorios, como los independentistas catalanes o Bildu, en cuyas manifestaciones son asiduos para defender la excarcelación de presos con delitos de sangre o el cupo vasco, el mayor ejercicio de desigualdad de todo el Estado.
Hace pocos días, representantes del BNG, acompañados por sus compinches de Junts, ERC y los anfitriones de Bildu, acudieron a una vergonzosa manifestación celebrada en Bilbao, que exigía la liberación de los presos de la banda asesina ETA. En consecuencia, Bildu, con el apoyo de los independentistas catalanes y del BNG exige su propia amnistía para unos etarras que cometieron casi 2.500 actos terroristas y que asesinaron a casi 858 personas inocentes – 360 se trataba de civiles, de los que 20 eran niños. Además, cometieron 197 atentados mortales sin esclarecer y, por ejemplo, secuestraron y encerraron en un zulo inhumano al funcionario de prisiones José Ortega Lara durante 532 días o descerrajaron un tiro en la nuca al joven concejal Miguel Ángel Blanco. Esto es lo que exige la candidata del BNG a la Xunta de Galicia y sus acólitos de la UPG.
En consecuencia, el siempre irónico Federico Jiménez Losantos, homologó a estos partidos separatistas como uno solo y rebautizó a los gallegos con un atinadísimo BILDUGÁ, que sintetiza a la perfección el seguidismo que el BNG hace de los radicalismos de otros puntos de España.
Y Ana Pontón, aunque a veces disimula que desobedece a sus mayores de la UPG y se hace la foto en Inditex, está en esa misma línea que los viejos ultracomunistas y no duda en apoyar, por ejemplo, la amnistía de los delincuentes fugados, comandados por Puigdemont, que dieron el golpe de Estado en el 2017. El apoyo del BNG a la amnistía de los golpistas catalanes, evidente es inmoral, pero apoyar la investidura de Pedro Sánchez para reforzar los privilegios de catalanes y vascos, las dos regiones más ricas de España, en detrimento de Galicia es para hacérselo mirar.
El BNG se ha echado en brazos del PSOE, votando a favor de todas sus propuestas, y ha recibido como pago la mayor subida de los peajes de la AP9 gallega, sin tan siquiera rechistar ni protestar por esta estafa a los gallegos, verdaderas víctimas de los trileros del gobierno sanchista. Y todo ello, a pesar de que es la segunda vez que le ocurre a Ana Pontón, ya que nada se ha cumplido de lo que, en el anterior mandato, y antes, en la moción de censura, pactaron los del BNG con el PSOE.
El BNG apoya la liberación de presos etarras, la amnistía de los golpistas catalanes, los privilegios que ha entregado el sanchismo a Cataluña y País Vasco y entregó su apoyo a la investidura de Sánchez sin obtener nada a cambio para Galicia
A pesar de esta estrategia de total entrega al PSOE, nada ha sacado en limpio el BNG en beneficio de los gallegos, aunque esta semana de precampaña electoral, la candidata Pontón nos ha colgado unas pancartas por A Coruña presumiendo de que el BNG había conseguido el tren de cercanías en Madrid. Será para que Néstor Rego juegue en su casa. Cuidado con la papeleta el próximo 18 de febrero, que la carga el diablo.