En ambas enfermedades se produce una somnolencia diurna, que en la apnea se controla y en la narcolepsia es inevitable

El sueño es una parte esencial de nuestras vidas, pero para algunas personas, puede convertirse en un desafío diario debido a trastornos del sueño, como la narcolepsia y la apnea del sueño,

Hoy vamos a comentar dos trastornos del sueño que he constatado a través de dos personas conocidas.  Las anécdotas vividas con ellos con relación a la somnolencia no están exentas de una cierta gracia. Aunque no las voy a descubrir su identidad, en honor a estos amigos, creo que merecen una descripción de los dos problemas que padecían. En aquel momento no se me ocurrió describir estas situaciones como de la “siesta inesperada”.

En la apnea del sueño, la ausencia de aire impide el descanso completo y en la narcolepsia se producen crisis irresistibles de sueño durante el día

La apnea sueño se define como la falta de aire mientras se duerme, lo que impide un descanso completo. Este trastorno puede generar problemas cardíacos. La narcolepsia, por su parte, implica crisis irresistibles de somnolencia. Esto quiere decir que la persona se queda dormida de forma súbita durante sus actividades diurnas. 

En este artículo, revisaremos las diferencias y similitudes entre la apnea del sueño y la narcolepsia. Ambas están catalogadas como trastornos del sueño, ya que impiden el descanso normal y afectan el desempeño diurno. 

Foto. La obesidad es el factor anatómico común en las dos enfermedades

Una característica común de ambos trastornos es la somnolencia diurna. Si bien los que sufren apnea pueden evitar quedarse dormidos, en los dos casos se sufren problemas de rendimiento diurno, producto del mal descanso.

Las enfermedades que alteran la calidad del sueño producen somnolencia diurna excesiva y aumentan el riesgo de accidentes. En una encuesta, el 40% de las personas con narcolepsia admitieron haberse quedado dormido mientras conducían.

La obesidad es el factor anatómico común en las dos enfermedades. Los depósitos de grasa alrededor de las vías respiratorias superiores pueden obstruir la respiración en el caso de la apnea; mientras que el metabolismo lento favorece la narcolepsia.

La apnea del sueño generalmente comienza a los 40 años, mientras que la narcolepsia afecta a una persona durante su adolescencia

Las personas con narcolepsia pueden tener otros trastornos del sueño, incluyendo la apnea obstructiva del sueño.

Sin embargo, ambos procesos presentan diferencias. Así, la apnea del sueño se refiere a los períodos en que una persona deja de respirar mientras está dormida, mientras que la narcolepsia es una condición cuando una persona se duerme repetidamente durante el día.

El tratamiento de elección en los casos leves en la apnea del sueño consiste en adelgazar y modificar hábitos de vida perjudiciales, dejando de fumar especialmente, y tratamiento en aquellos casos de alergia.

Foto. En los casos moderados o graves de apnea del sueño se necesita utilizar una máscara que envía presión de aire para mantener abiertas las vías respiratorias superiores

En los casos moderados o graves la utilización de máscara CPAP que envía presión de aire para mantener abiertas las vías aéreas superiores. Otra opción es el uso de aparatos bucales diseñados para mantener la garganta permeable. La cirugía se emplea en caso de fracaso de las terapias menos agresivas.

 

El tratamiento de la narcolepsia abarca dos aspectos el primero dirigido s la conducta e higiene del sueño, evitando actividades potencialmente peligrosas como conducir, hasta que no esté controlada la enfermedad con medicación.

La narcolepsia precisa de una dieta equilibrada que logre una pérdida de peso, higiene del sueño, ejercicio y medicación

Se recomienda mantener una rutina y respetar los horarios, realizar siestas de 15 minutos programadas cada tres o cuatro horas. Mantener una dieta equilibrada rica en frutas y verduras y evitar las grasas de origen animal y también hacer ejercicio. A la hora de dormir, hacerlo en un lugar donde haya silencio, oscuridad y una temperatura óptima para descansar. 

Los fármacos se utilizan para combatir los ataques de sueño y la somnolencia diurna, así como para prevenir los cuadros súbitos de perdida bilateral de tono muscular (cataplexia), las alucinaciones y parálisis del sueño. La medicación que sirve para la somnolencia no combate los otros síntomas, por lo cual es necesario combinarla.

Ambas condiciones afectan significativamente a la calidad de vida, limitando la capacidad para realizar actividades diarias y disfrutar de la vida social y familiar. El diagnóstico y tratamiento adecuados son cruciales para mitigar estas consecuencias y mejorar la calidad de vida de los afectados y reduciendo los riesgos asociados con estos trastornos.