Ya hemos sobrepasado el ecuador de la campaña electoral y los últimos datos no parecen indicar grandes cambios con respecto a hace cuatro años a excepción de algún que otro ayuntamiento.
En las ciudades, si bien el PP recupera posiciones, a esta hora solamente en Ferrol se baraja la posibilidad de que los populares obtengan la absoluta. Y es que las sumas no dan.
En La Coruña, Miguel Lorenzo está a tres concejales de poder gobernar según las últimas encuestas. Ni la Marea ni el BNG impedirán, en principio, otro gobierno de Inés Rey pese a todos los datos que indican el pésimo camino que ha seguido la ciudad durante la última legislatura. Aún en el caso de que Vox pueda salir – ahora mismo está a las puertas con un 4,9% – faltarían dos concejales para poder superar a la izquierda. Dos concejales que, de conseguir crear conciencia sobre los vecinos de La Coruña, podrían llegar a alcanzarse en estos últimos días. Para ello es necesario que el PP y todas aquellas personas hartas de esta gestión se movilicen para darle la vuelta a las expectativas. ¿Puede soportar La Coruña cuatro años más de paralización en las licencias, aumento de la delincuencia, trabas al aparcamiento y a la movilidad y aislamiento? Esta pregunta debería de ser respondida por todos los candidatos. Deben, también, pronunciarse acerca de las soluciones concretas a estos problemas en vez de irse por las ramas con otras cuestiones de menor relevancia.
En Santiago el PSOE baja, según parece, pero no lo suficiente como para salir de la alcaldía. Todo parece indicar que tendremos Bugallo para rato. Y es que el descontento, si no se moviliza ni es masivo, solo se traduce en una ligera reducción de las cotas de poder.
Y, déjenme decirles, esto sucede, en parte, por tener un BNG que antepone su izquierdismo a su galleguismo. En todos estos lugares los nacionalistas podrían ser llave de gobierno a izquierdas y derechas poniendo en el centro los intereses locales que son, en última instancia, los intereses de Galicia. Prefieren, no obstante, servir como muleta del PSOE aunque eso suponga ir en contra, a veces, de lo que dicen defender. ¿Un partido que defiende Galicia quiere que La Coruña siga como está?
En la provincia tenemos otros casos llamativos:
- En Malpica, el que fue candidato de Ciudadanos montó un tripartito con BNG y PSOE. Cs rompió con él. Después, el edil, ahora independiente, apoyó una moción de censura que llevó al PP al poder – solo estaba a uno de la absoluta –. Se vuelve a presentar pero por su propio partido buscando volver a ser decisivo. Una sola persona, con poco más de 300 votos, que pone y quita gobiernos.
- En Trazo, hace cuatro años el alcalde del PP le cedió su puesto a una mujer llamada Fina, quien tras las elecciones se convirtió en alcaldesa. Cuatro años después, tras haberle dedicado grandilocuentes palabras en un acto en el que la dejaba como sucesora, se vuelve a presentar para competir con ella por un partido independiente.
- En Oroso, tradicional feudo del PSOE, hemos visto a Mariano Rajoy pasearse por la Festa da Troita mientras degustaba dicho pescado. Parece que en este concello, después de tantos años, por fin se siente un viento de cambio y el PP tiene posibilidades de darle la vuelta a la tortilla. Este ayuntamiento es uno de los puntos clave para los populares pues la victoria supondría un duro mazazo para el PSOE.
- En Mugardos, pueblo tradicionalmente de izquierdas, tuvieron durante esta legislatura el primer gobierno del PP de la democracia gracias a una moción de censura en la que contaron con el apoyo el PSOE. Ahora, las urnas decidirán si la gestión del PP ha conseguido convencer a sus vecinos.
- En Ordes, después de años de peleas entre el PP y los independientes de Unión por Ordes (UXO), los populares han vencido definitivamente al no presentarse, por primera vez en cuatro legislaturas dos de las cuales consiguieron la alcaldía, los del UXO a estas elecciones. Sin competencia directa, es muy probable que el PP renueve la absoluta.
- En Sada, la que fue candidata del PP para la alcaldía en 2019 es, ahora, número dos de otro partido llamado Unidos Por Sada.
Por otro lado, es posible que el PP recupere Carral, gane Cerceda, se consolide en A Baña y consiga la absoluta en Santa Comba o en Melide. Sin embargo, es difícil que gobierne en sitios como Santiso, Betanzos, Toques, Muxía, Mesía, Carballo, Oleiros, Bergondo… Es prácticamente seguro que mantendrá Frades, Abegondo, As Somozas, Irixoa, Fisterra, Laxe, Lousame, Arteixo, Boimorto, Boqueixón, Curtis, Cabana de Bergantiños…
Así, a ojo, vemos que los cambios, en principio, no parecen ser excesivos en la provincia para el PP. Esto es importante porque sirve de antecedente para las siguientes elecciones, que ya serán generales, y para las autonómicas. Y es que tras la marcha de Feijoo la hegemonía popular de Galicia puede peligrar si Alfonso Rueda no logra consolidarse y si en las municipales el PP no obtiene unos resultados más acordes con el descontento general por el gobierno central.