La plena soberanía fiscal que otorga Pedro Sánchez a Cataluña les brinda más recursos, en detrimento de la mayoría de las comunidades autónomas.

Javier Gómez Taboada

Abogado tributarista. Socio de MAIO LEGAL (www.maiolegal.com)

Decía un chiste del inefable Eugenio que “podemos admitir que los franceses le llamen al pan, pain; y al vino, vin. Pero que, al queso, que se ve claramente que es queso, le llamen fromage; ¡eso es intolerable!”.

Este revival humorístico viene al pelo para ubicar en sus justos términos el análisis del ya celebérrimo acuerdo entre el PSC/PSOE y ERC para que Cataluña cuente con un sistema “singular” (sic) de financiación. Lo primero a destacar es que el texto -respondiendo así a esa advertencia ministerial de que “dice lo que dice, y no dice lo que no dice”- asume como premisa que Cataluña padece una crónica infrafinanciación. 

Me remito aquí a los múltiples y sesudos estudios que en los últimos años/lustros han cuestionado fundadamente esa pretendida verdad bíblica; cimiento del goebbeliano “España nos roba”.

Los dirigentes catalanes han logrado fijar en el imaginario colectivo el falso mensaje de “España nos roba” para poder exigir la financiación “singular”

Otra de las cosas que sí dice el acuerdo es que procura “la plena soberanía fiscal” catalana y esto, creo, no precisa de mayores explicaciones, máxime cuando “exige que la Agencia Tributaria de Cataluña asuma la gestión, recaudación, liquidación y disponibilidad de todos los impuestos soportados (sic; ojo al adjetivo) en Cataluña”; asunción que se acompañará de “un aumento sustancial de la capacidad normativa de la Generalitat en materia tributaria”. Como diría mi buen amigo Santiagué: “verde y con asas”.

Luego está lo de la contribución catalana al Estado “por el coste de los servicios que éste presta en (sic; no “a”) Cataluña” (redacción críptica que genera más interrogantes que certezas) y -¡no se vayan todavía!- una aportación a la solidaridad interterritorial “con el fin de que los servicios prestados por los distintos gobiernos autonómicos puedan alcanzar niveles similares”. No sé Ustedes, yo he escrito cartas a los Reyes Magos mucho más francas.

Si Cataluña recibe más dinero, El Estado solo podrá evitar la discriminación del resto de comunidades autónomas subiendo la presión fiscal o recortando servicios públicos

Lo que no puede ser, no puede ser; y lo cierto es que es del todo ilógico contemplar la mera posibilidad de que todo esto tenga como resultado que Cataluña reciba menos de lo que ya tiene. Eso -ya por puro sentido común- es una verdad incuestionable. Y, una vez que, además, ellos tengan “las llaves de la caja”, es obvio que estarán en una posición mucho más ventajosa para negociar qué es lo que aportan al Estado (y demás CCAA) y qué no. 

Otro aspecto nítido, por ser una mera cuestión matemática (“las gallinas que entran por las que salen”, Mota dixit): si Cataluña recibe más, el Estado (no la Generalitat) sólo podrá dar más recursos a las otras CCAA incrementando la presión fiscal de los habitantes de esas mismas CCAA o reduciendo sus servicios. O sea, que el papel de esas catorce CCAA que quedarían en régimen general es -sí o sí- el de perdedor (“loser”, si lo prefieren en inglés).

PSOE y ERC han pactado que la Agencia Tributaria de Cataluña realice la gestión integral de los impuestos, pero no asumen la Seguridad Social – porque tiene un enorme déficit – y las pensiones de los jubilados catalanes las seguiremos pagando entre todos los españoles

Me permitirán que no rebata argumentos ya infantiloides como que trocear la Agencia Tributaria Estatal (AEAT) no menoscabaría la lucha contra el fraude y demás zarandajas. Tonterías, por favor, las justas. Y tampoco entro, ya por salud mental, en el grave sudoku constitucional que todo este planteamiento genera…

¿Qué quieren, pues, que les diga? Pues que una cosa son las cuentas y otra -muy distinta- los cuentos. Y, a mí, éste me recuerda al de “la buena pipa”. Ni más, ni menos. Al pan, pan; y al vino, vino. Y al queso, por supuesto, queso. 

#ciudadaNOsúbdito

Publicado en Atlántico, el 15/9/2024.