El reconocimiento de la “singularidad fiscal” de Cataluña abre el melón hacia una carrera interminable del “qué hay de lo mío” entre Comunidades Autónomas.
¿Caminamos hacia una confederación? La legítima hoja de ruta de los soberanistas nunca se prestó a engaño. Lo sorprendente es el cambio de paradigma de un, hoy cesarista PSOE, que de ser partido federalista se empeña en caminar hacia otro marco.
Pasar de defender la universalidad de los derechos de las personas a entregarse a defender los derechos de los residentes en cada territorio de modo independiente. No está siendo fácil de digerir ese cambio a muchos internacionalistas del partido centenario.
El PSOE está sufriendo un proceso de mutación y pasa de ser un partido internacionalista a otro que apoya las desigualdades territoriales, apoyando sin despeinarse las exigencias de los independentistas catalanes y vascos
A nadie ya sorprende. Este es Pedro Sánchez, que, con su pertinaz deriva, está empujando al PSOE hacia lo irreconocible y tratando de manipular con términos como “singularidad”, una flagrante venta de los Principios.
Queda muy poco de aquello y pronto precisará de su marketing para recoser su partido. Claro que, un creativo como es Sánchez, siempre le quedará eso de transformar la federación socialista en una confederación, que diluya cualquier posibilidad de ser recriminada por la falta de solidaridad entre territorios.
El marco del que hablo al principio de esta reflexión siempre puede ser discutible, lo que no merece discusión es reconocer que eso, aparte de ahondar las desigualdades, abre el melón hacia una carrera interminable del “qué hay de lo mío” entre Comunidades.
Esta decisión de reconocer la “singularidad” de unos pocos, genera la percepción de que la mejor manera de conquistar mayorías pasa por “arreglar” lo de cada uno, como si contásemos con recursos infinitos
En la España del Lazarillo la picaresca es una esencia de la que no podemos presumir, pero ahí está, y no me refiero a nuestros dirigentes sino al común de los mortales. De ahí que un avispado encantador haya entendido que la mejor manera de conquistar mayorías pasa por “arreglar” lo de cada uno, como si contásemos con recursos infinitos y no fuesen ya enteramente compartidos. ¡En eso estamos instalados!
Los que no estamos ideologizados, poco nos importa ese mensaje de que “España se rompe”, porque lo que realmente está en juego es nuevamente eso del privilegio, y desgraciadamente han contribuido todos a inflar este globo.
Igual que el Imperio británico normalizó a muchos piratas como corsarios, aquí se está tratando de blanquear una humillación.
¿Que hay que cambiar el modelo de financiación autonómica? Pues pónganse manos a la obra, pero con el concierto de todos. El tema es que “cacho” no rima bien con “solidaridad” y desgraciadamente aquí, como en el Majestic, lo que ha primado es la transacción.
Algunos llaman a eso Política con letras grandes, otros pensamos que, igual que el Imperio británico normalizó a muchos piratas como corsarios, aquí se está tratando de blanquear una humillación.
Los dirigentes y bases del PSOE tienen, y solo ellos, la decisión de tolerar este giro copernicano hasta despertarse en otro cuerpo. O aferrarse a lo que los llevó a ser mayoritarios durante más de 100 años de historia.
Lo que ya no tengo tan claro es que, si esto que pongo de manifiesto, lo tienen interiorizado muchos de los que tienen competencia para impedirlo, si son conscientes de la trascendencia para su futuro político, y si son auténticamente libres en una estructura que desconozco.
¡La palmada en la espalda es suficientemente gráfica!