Sí, como si fuese el nuevo Napoleón ha destrozado con un puñado de votos todo el Estado de derecho que tanto ha costado reconstruir en este País al que hoy todavía llamamos España.
La reunión de Yolanda Díaz en Bruselas con el prófugo de la Justicia Carles Puigdemont ha causado indignación en capas fiscales y judiciales. “Yolanda Díaz está retorciendo el Código Penal para reunirse con Puigdemont y podría ser hasta inhabilitada por ello”, señala un fiscal. La postura alude alartículo 408 del Código Penal, que castiga a toda “autoridad o funcionario que, faltando a la obligación de su cargo, dejare intencionadamente de promover la persecución de los delitos de que tenga noticia o de sus responsables”.
La indignación crece en las capas jurídicas por el comportamiento de abierta deslegitimación de las instituciones del Estado en la negociación de la investidura de Pedro Sánchez. “La visita de una vicepresidenta para reunirse con un prófugo de la Justicia es un acto inaudito. Representa a un Gobierno que tiene la obligación de hacer cumplir la ley y negocia con el responsable de Junts su incumplimiento”, señala la misma fuente fiscal.
En Moncloa niegan, pese a todo, cualquier relación de la Presidencia del Gobierno con el viaje de Yolanda Díaz. Yolanda Díaz, que se ha negado a reunirse con Núñez Feijóo se muestra reverenciosa con Puigdemont, ello supone además un ataque alevoso al Tribunal Supremo y una deslegitimación de sus decisiones. Puigdemont continúa pendiente de responder por malversación de dinero público en la organización del 1-O. Pues bien, Díaz transmite el peligroso mensaje de que la acusación de la Fiscalía o la instrucción del Supremo son irrelevantes y lo convierte en un héroe.
Nadie, absolutamente nadie, se cree que el presidente del gobierno ignorase el viaje a rendir pleitesía al fugado. Así, Sánchez edulcora el lenguaje para hablar de «audacia política», de «dejar atrás la fractura del ‘procés’», de «apostar por el diálogo y la concordia», de «avanzar en la convivencia». Si Sánchez no lo sabía debe cesar a su vicepresidenta, pero ya sabemos que sus 31 votos valen una investidura.
Se olvida que ha sido él el que apoyó la aplicación del artículo 155, claro que en aquel entonces no era presidente y ahora domina todo, absolutamente todo, desde las federaciones de deportes hasta el Tribunal Constitucional. Él lo ha logrado ante el silencio cómplice y cobarde de los ciudadanos que aplican aquel dicho gallego que decía “ti vai facendo”. Hasta que un día y cuando los ciudadanos ahora callados hablen ,de nuevo, siempre en las urnas les preparen las maletas y pasarán a la historia como los que se postraron de rodillas ante un delincuente juzgado, cobarde y con peluca que se fugó en un furgón.
Pobre España traicionada por aquellos que viven y cobran por defenderla.