A mí, en estos casos, que ya voy sumando a mi alrededor, me gusta recordar lo que nos enseñaron en el cole. El ser humano tiene una parte física, el cuerpo, que como toda forma de vida, se muere. Pero tiene otra parte espiritual, el alma, que es eterna.

Podemos imaginarnos a nuestros ancestros sentados sobre una nube y tocando la lira o, como es más lógico, presentes, conviviendo con las personas que lo recuerdan.

Yo apuesto por la segunda opción. Espero no ser calificado de sacrílego ni irrespetuoso, es lo que pienso. Y cuando yo me muera, por favor buscadme entre mis hijos, que el infierno no está claro que exista.

Un abrazo, Felipe.

Javier Rodríguez Losada